HISTORIA GENERAL - Provinciasannicolas.org

DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 7 527
a fuerzas de súplicas o de dinero, y las transportasen inmediatamente a
Pavía, corte a la sazón de Luitprando. Comprado el cuerpo de San Agustín
por unos 70.000 escudos de oro, y deseando comunicar lo más pronto posible
al Rey el feliz resultado de la embajada, embarcáronle los nobles en
una nave, que sólo en veinticuatro horas hizo la travesía desde el puerto de
Cagliari hasta el de Génova, desde donde avisaron a Luitprando.
El Rey, después de haber dado gracias a Dios por haberle cumplido sus
más ardientes deseos, reunió a todos los Obispos y nobles de su reino, y
todos juntos, seguidos de innumerable multitud de sacerdotes y fieles, fueron
a Génova a recibir con la mayor solemnidad posible el cuerpo rescatado.
La alegría que embargaba el ánimo de todos y la procesión triunfal con
que trasladaron a Pavía las santas reliquias, más bien que describirse, sólo
puede imaginarse. Sorprendidos por la noche cerca de Tortona y en una
quinta llamada Savinariense, determinó el Rey pasarla allí con todos los
que le acompañaban, rezando junto a la caja de los sagrados restos; mas
cuando, al día siguiente, trataron de proseguir el viaje, no pudieron en manera
alguna levantar la caja. Lleno Luitprando de tristeza, por el deseo vehemente
que tenía de trasladar el riquísimo tesoro a su ciudad de Pavía,
rasgó sus vestiduras, pidiendo de corazón a San Agustín le concediese el
cumplimiento de sus más ardientes anhelos; pero el santo cuerpo continuaba
inmóvil, hasta que acercándose al Rey, Graciano, obispo de Novara,
le dijo que serían atendidos sus ruegos si no sólo de palabra, sino también
con hechos, demostraba el amor que profesaba a las reliquias del Santo.
Apenas prometió Luitprando dar en posesión perpetua el campo en que se
encontraban a la iglesia de San Pedro, que era el lugar donde habían de ser
depositadas, pudieron facilísimamente levantarlas y seguir con ellas hasta
Pavía, donde la ciudad entera les hizo solemne y entusiasta recibimiento, y
donde fueron colocadas en la cripta o confesión de la iglesia de San Pedro,
junto al sepulcro de Severino Boecio.
La basílica de San Pedro in coelo aureo es indudablemente uno de los
templos más notables y quizá el más antiguo de Pavía, como que una tradición
muy generalizada en el país atribuye su fundación nada menos que
a San Siro, primer Obispo de la ciudad y discípulo