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HISTORIA GENERAL - Provinciasannicolas.org

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DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 107<br />

a Portugal, adonde, informando al Rey de la oposición de los Padres Calzados,<br />

en que tenía tanta parte un su vasallo, cual era el Mtro. Acevedo, tomase el Rey<br />

alguna resolución con que se ganase lo perdido.<br />

No asintió a este parecer el P. Prior. Dejóse estar en Roma resuelto a intentar<br />

otra vez la demanda, y por entonces acudió luego a pedir a la Sagrada Congregación<br />

corrigiese la cláusula de perpetuo silencio, que tan falsamente se había inscrito<br />

en el decreto. Consiguiólo, y no pudo entonces más, por la ocasión que se dirá en el<br />

capítulo siguiente.<br />

CAPÍTULO XXXIX.<br />

Vuévese al pleito.<br />

Ya en este tiempo en que el P. Prior perdió el pleito, que era a los últimos de<br />

Abril, había entrado en la enfermedad de que murió el Ssmo. Padre Alejandro VII.<br />

Crecían cada día los accidentes con que andaba ya, como suele en tales casos, revuelta<br />

aquella corte. Ultimamente pagó el Pontífice aquel tributo a la muerte de que<br />

no se exentan, ni las coronas, ni las tiaras. Encerráronse los Cardenales en cónclave,<br />

y diéronle por sucesor al Cardenal julio Rospillosi, que se llamó Clemente IX.<br />

Todas estas funciones que duraron algunos meses pusieron al Padre Prior en un<br />

largo paréntesis de su negocio, hasta que, para proseguirle, procuró hablar al nuevo<br />

Pontífice, y consiguiólo a fuerza de diligencias. Llegado a sus pies, le informó de su<br />

causa en voz y en escrito, dándole un memorial. Recibiólo benignamente el Pontífice:<br />

pero, queriendo guardar esa atención a los Cardenales, no se quiso avocar el<br />

conocimiento de la causa: y así, remitió el memorial a aquella misma Congregación,<br />

adonde la primera vez se había visto la causa.<br />

Volvieron, pues, de una y otra parte al pleito. Los Padres Calzados, asistidos<br />

del Embajador de España, ocultamente iban ganando tierra, y la perdían, sin saber<br />

cómo, los Descalzos, hasta que el P. Mtro. Fr. Antonio González de Acuña, religioso<br />

dominico peruano, compañero de su P. General, les dió luz de cómo se perdían,<br />

y favor para no perderse, como ahora se dirá.

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