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DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 69
CAPÍTULO IX.
Descríbese el sitio del retiro y convento de la Reina.– Envía a Roma
por orden para fundarle y que se descalcen algunos Calzados para
gobernarle y asistirle.
Yace esta quinta cerca de los muros de Lisboa en un sitio a que llaman Xabregas,
célebre por su amenidad y por serlo de los dos famosos conventos San Francisco
y San Benito. Levántase sobre la playa del Tajo una hermosa eminencia, a la
cual sirve esta quinta de corona. Ennoblécenle muchos frutales, viña y agua excelente
y copiosa. Cércanla fuertes muros, que por la parte que mira al Tajo rematan
en una entrada pública de la ciudad. Al otro lado de la estrada están unas nobles y
grandes caserías que lo son de la quinta y se dan la mano con ella por un pasadizo
sobre un arco, que pasa sobre la estrada. Entre las casas y el Tajo hay un jardín que
sustenta un gran terrapleno estribado sobre unos fuertes y altos paredones, cuyos
cimientos bañan las aguas del Tajo. Lleva aquí este río tres leguas de ancho, y es
tan hondo, que se deja navegar de bajeles de alto borde, con que hace muy vistoso
este sitio dilatándose espaciosamente la vista por un río que ya es mar en la grandeza,
y tan sereno, cuando no hay tormentas, que parece un espejo de plata.
Este es el sitio que quiso la Reina honrar con su retiro y consagrar con su convento.
Celebróse el contrato de la compra, y como las casas estaban aún imperfectas,
cometió al P. Fr. Manuel que las perfeccionase. Aquí lució su industria, porque
al mismo tiempo ocupó en la obra tantos y tan varios oficiales y apremióles tanto,
que en breve se halló dispuesto un palacio para una reina, y un convento para unas
monjas.
Labró una capilla real con tal arte, que enfrente del altar mayor dispuso el coro
de las monjas, y al lado del Evangelio una tribuna alta para la Reina, quedando la
capilla común a todas. Al mismo lado del Evangelio puso confesonario cerrado y
reja de Comunión para la Reina; y más abajo otra reja de Comunión y confesonario
cerrado para las monjas, quedando de las casas que habían de ser Palacio