COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18
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CAPÍTULO 2 > LA DIPLOMACIA ECONÓMICA<br />
–en su gran mayoría estadounidenses, están<br />
dibujando de manera definitiva cómo vamos a<br />
relacionarnos unos con otros, en todas las facetas<br />
relevantes de nuestra vida: en la esfera más<br />
personal, pero también en el ámbito profesional.<br />
Están definiendo cómo se van a hacer negocios<br />
en el futuro. Están sentando las bases de<br />
la economía. Y contribuyen de manera decisiva<br />
a la enorme reputación que tienen países como<br />
EE.UU. cuando se habla de futuro, de innovación,<br />
de tecnología.<br />
No en vano, el futuro de la competitividad de<br />
un país pasa por tener una industria capaz de<br />
generar actividad económica relevante en este<br />
ámbito. Las nuevas tecnologías (que de hecho<br />
han dejado de ser nuevas hace ya muchos años!)<br />
son la base del futuro de un país. Y en el caso<br />
español concretamente, esto es si cabe más importante<br />
por el momento en el que nos encontramos.<br />
La necesidad de encontrar un cambio<br />
de modelo que garantice un crecimiento económico<br />
sostenible pasa –sin ninguna duda–, por<br />
tener un lugar relevante en el mundo del futuro,<br />
en ese mundo que se está configurando ahora.<br />
Un mundo conectado en el que los principales<br />
agentes tecnológicos están dibujando cómo va<br />
a ser en adelante.<br />
Es por esto que muchos profesionales del sector<br />
en España venimos asegurando desde hace<br />
años que la solución es digital. Es imposible<br />
que España pueda tener un lugar preferente en<br />
el mundo sin empresas españolas líderes en el<br />
sector TIC. Es absolutamente ridículo pensar<br />
que España pueda jugar un papel relevante en<br />
los próximos años si no conseguimos empresas<br />
tecnológicas que puedan competir en sectores<br />
como Internet o los contenidos digitales. Y es<br />
crítico también que se acentúe la vertiente tecnológica<br />
de una marca país que pueda ayudar<br />
a que empresas españolas podamos competir<br />
globalmente. También lo contrario. Tengo muy<br />
claro que solo a través del desarrollo de referentes<br />
nacionales podremos conseguir mejorar<br />
la imagen de nuestro país en este sector. Como<br />
decía antes, Tuenti es un buen ejemplo. Hay<br />
muchos otros, pero -por desgracia-, no es la<br />
generalidad.<br />
Algunos datos sobre la importancia del<br />
sector tecnológico<br />
Desde el punto de vista de investigación macroeconómica<br />
existen nuevos modelos de crecimiento<br />
que confieren a los aspectos tecnológicos<br />
un papel esencial (tradicionalmente la<br />
tecnología se ha considerado como un factor<br />
de carácter exógeno, de gran importancia para<br />
la economía, pero cuya dinámica no formaba<br />
parte del análisis económico ortodoxo). Muy<br />
interesante me parece por ejemplo el trabajo<br />
de Dosi, Fagerber, Verspagen y su modelo evolucionista<br />
de crecimiento, en donde el cambio<br />
tecnológico se pone en el centro de la explicación<br />
de la distinta evolución de las economías<br />
desarrolladas.<br />
Así, Fagerber (1998) apuntaba ya a la creación,<br />
y al uso de las tecnologías, como los factores<br />
que explican las diferencias en la evolución de<br />
las tasas de crecimiento de las economías desarrolladas.<br />
Más recientemente (2008) ha dado un<br />
paso más allá, hablando del concepto de “tecnología<br />
social” que se refiere a múltiples aspectos<br />
de las capacidades de las sociedades para generar<br />
y utilizar eficientemente el conocimiento<br />
disponible. España tiene un potencial enorme<br />
en estos sectores, y tenemos que vincular nuestra<br />
marca país con estos conceptos sobre los que<br />
se va a construir el futuro.<br />
La propia Unión Europea subraya que este sector<br />
es un “conductor esencial del crecimiento<br />
económico, la productividad y el bienestar, y es<br />
una fuente de alto valor añadido y trabajos bien<br />
remunerados” (Eurostat, 2009). En efecto, si<br />
ahora mismo tenemos un problema importante<br />
en nuestro país, éste es la creación de empleo.<br />
Entre 2008 y 2009, inmediatamente después<br />
de la crisis, la OCDE en su conjunto sufrió una<br />
pérdida neta de cerca de 11 millones de empleos,<br />
una caída del 2%. Pero lo más relevante no es el<br />
efecto de la situación coyuntural actual, sino el<br />
contexto de tendencia a largo plazo: en los años<br />
90 los países del G7 concentraban dos terceras<br />
partes del valor añadido en la fabricación. Hoy<br />
registran menos de la mitad. En 2009 China casi<br />
había igualado a EE.UU. en producción y fabricación,<br />
y el peso de Brasil o India es equivalen-<br />
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