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COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

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CAPÍTULO 4 > NUEVAS TENDENCIAS. LA DIPLOMACIA DE LOS CIUDADANOS<br />

do toma el testigo del diplomático en la representación<br />

y pasa a ser él la unidad política en el<br />

campo de batalla.<br />

Desde este punto de vista, en la actualidad las<br />

Fuerzas Armadas y sus miembros encarnan al<br />

Estado en dos situaciones: en tiempo de guerra,<br />

librando la lucha o evitando con su presencia<br />

disuasiva que otros la libren; y en situación de<br />

paz trabajando en los cuarteles multinacionales<br />

o en las maniobras conjuntas con los países<br />

aliados. Así, el oficial español que patrulla Qalai-now<br />

o trabaja tras un escritorio en Bruselas<br />

o Norfolk, encarna y representa a nuestro país<br />

manera diferente pero igualmente estricta que<br />

el embajador o el diplomático.<br />

La primera situación es la más evidente: en determinadas<br />

ocasiones, el Estado lleva adelante<br />

su política exterior con los medios militares.<br />

Su hostilidad, política, se limita a su condición<br />

de representante del Estado, y su conducta se<br />

funde con la de éste. Los fines del Estado limitan<br />

la hostilidad a lo público, estableciendo así<br />

el comportamiento que debe seguir el soldado<br />

para ser fiel a su condición de imagen de la nación.<br />

Esta representación es el origen de lo que en el<br />

pasado se denominaba ius in bello. El derecho<br />

de guerra clásico, origen de las convenciones<br />

actuales, se basa en una doble distinción: la de<br />

política interior y política exterior por un lado; y<br />

dependiente de ésta, la distinción civil-militar<br />

por otro. El soldado de uniforme, que luce insignias<br />

de su país y porta armas abiertamente,<br />

es la encarnación de éste; sus objetivos son los<br />

de la unidad política que representa; y su actuación<br />

en combate, la regida por los convenios<br />

firmados por éste.<br />

En este siglo XXI, en el que el ius in bello ha sido<br />

sustituido por el derecho internacional moderno,<br />

los soldados en el campo de batalla siguen<br />

luciendo el distintivo nacional que da sentido a<br />

su misión. Los españoles, tanto si participan en<br />

la guerra contra el terrorismo dentro de la OTAN<br />

en Afganistán, como en la lucha contra la piratería<br />

de la UE en Somalia, o en labores de control<br />

de la ONU en Líbano, constituyen la encarnación<br />

de los fines y los intereses de España. En<br />

sus respectivas situaciones, son España.<br />

Desde la primera misión internacional española,<br />

en Bosnia hace veinte años, 130.000 soldados<br />

españoles han participado en operaciones por<br />

todo el mundo. La consecuencia es que según<br />

NC Report 3 , el el 58,7% de los españoles considera<br />

que las Fuerzas Armadas han mejorado la<br />

imagen de nuestro país en el exterior. El 62,9%<br />

dice confiar mucho o bastante en nuestros ejércitos.<br />

Paradójicamente el 48,8% cree que la<br />

sociedad no reconoce suficientemente la labor<br />

que realizan las Fuerzas Armadas, pese a lo cual<br />

los presupuestos dedicados a Defensa se han<br />

reducido un 25% desde el año 2008 4 . Así pues,<br />

sociológicamente ocurre lo mismo que políticamente:<br />

la sociedad española identifica su<br />

imagen con la de unas Fuerzas Armadas que son<br />

quienes la encarnan en las zonas de conflicto.<br />

La segunda situación tampoco es históricamente<br />

novedosa. Tradicionalmente, durante los<br />

conflictos los oficiales han convivido en cuarteles<br />

generales con soldados de países aliados.<br />

Aunque ha sido a partir de la segunda mitad del<br />

siglo XX, con la puesta en marcha del sistema de<br />

seguridad colectiva, cuando se ha intensificado<br />

este tipo de relación. Hoy los oficiales forman<br />

parte de estructuras permanentes en tiempo de<br />

paz, lo hacen durante más tiempo, y lo hacen<br />

realizando funciones mas profundas y complejas<br />

que en siglos anteriores. Su labor va más<br />

allá de la participación en el mando de misiones<br />

conjuntas, y se extiende a maniobras, investigación<br />

o gestión de programas de armamento o<br />

de desarme.<br />

En todo caso, cuando los soldados españoles<br />

desarrollan su labor en los cuarteles generales<br />

de la OTAN, la UE o en las misiones de Naciones<br />

Unidas, siguen encarnando a la nación española,<br />

bien que por otros medios distintos a las armas,<br />

al menos directamente. Aquí, sin librar la<br />

3 “Respaldo total a los militares”, en La Razón, 2 de junio de 2012<br />

4 Intervención del Secretario de Estado de Defensa en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, 17 de abril 2012.<br />

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