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COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

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CAPÍTULO 3 > LA CULTURA<br />

y los componentes del capital de consumo, el<br />

capital personal (experiencia) y el capital social<br />

(entorno social, capital cultural), afirma que<br />

en un contexto internacional, la característica<br />

de consumo adictivo de la cultura y el arte<br />

tiene dos implicaciones. En primer lugar, los<br />

individuos tenderían a conceder menos valor<br />

a las expresiones culturales extranjeras, ya que<br />

al no haber “acumulado el suficiente capital de<br />

consumo personal para ese desconocido tipo de<br />

arte” 10 les resulta más difícil valorarlo en términos<br />

positivos. Por otro lado, el capital social<br />

también será bajo, “ya que sus iguales no han<br />

acumulado capital de consumo para este tipo<br />

de arte” 11 . De estas hipótesis se puede concluir<br />

que cuanto más cercanas estén las culturas,<br />

menores serán las diferencias en el capital de<br />

consumo y mayor será, por tanto, la demanda.<br />

Schulze advierte que estas relaciones pueden<br />

ser asimétricas, ya que un país podría acumular<br />

capital de consumo para la cultura de otro país<br />

pero no tendría porque ocurrir necesariamente<br />

a la inversa. Schulze concluye señalando que<br />

“el comercio de arte (y cultura) depende de la<br />

proximidad cultural y que el comercio actual<br />

depende del comercio pasado” 12 .<br />

Para entender mejor la dinámica de los flujos<br />

de bienes y servicios culturales, Schulze analiza<br />

también el lado de la oferta, donde hace<br />

una primera clasificación: por un lado nos encontraríamos<br />

con los bienes culturales únicos<br />

(obras de arte visual no reproducibles) y por<br />

otro lado con los bienes culturales susceptibles<br />

de ser reproducidos (música grabada, cine, literatura,<br />

etc.). Entre ambos existe, desde una<br />

perspectiva económica, una gran diferencia: los<br />

bienes reproducibles se producen en dos pasos.<br />

Un primer paso creativo (redacción del original,<br />

producción del master, etc.) y un segundo paso<br />

de reproducción, paso “en el que la copia maestra<br />

se duplica industrialmente bajo fuertes rendimientos<br />

crecientes a escala y se comercializa” 13 . En el<br />

caso de los bienes únicos, no reproducibles, ese<br />

segundo paso no tiene lugar, y esos bienes únicos<br />

resultan valiosos, convirtiéndose en depósitos<br />

de valor, generando así un mercado secundario<br />

(en el que predomina el valor de cambio y<br />

la probabilidad de acumulación de valor). Para<br />

estos bienes, dado que la principal demanda no<br />

procede de su carácter cultural sino de su carácter<br />

de depósito de valor, la demanda sí que va<br />

a depender, además de la ya citada proximidad<br />

cultural, de la renta. En el caso de los bienes reproducibles<br />

se debe considerar la generación de<br />

economías de escala en la reproducción 14 pero<br />

también de economías de alcance en la producción.<br />

Estos fenómenos contribuyen a explicar la<br />

fuerte presencia de la cinematografía estadounidense<br />

en el mundo occidental, adquiriendo<br />

una ventaja competitiva gracias a la cual se introduce<br />

en los mercados extranjeros permitiendo<br />

así la acumulación de capital de consumo<br />

“hasta que finalmente las películas estadounidenses<br />

pasen a formar parte de la cultura europea. Lo<br />

contrario no tiene por qué ocurrir, ya que el comercio<br />

de películas puede convertirse en una calle de<br />

dirección única” 15 .<br />

Las políticas públicas tienen también su papel en<br />

la caracterización de los flujos internacionales de<br />

bienes y servicios culturales. En este sentido, el<br />

marco conceptual de los acuerdos de libre comercio<br />

en el seno de la Organización Mundial de<br />

Comercio, los matices a los mismos procedentes<br />

de las legislaciones regionales o de convenciones<br />

internacionales (como la Convención de la<br />

Unesco sobre la protección y promoción de la diversidad<br />

de las expresiones culturales) así como<br />

determinadas políticas fiscales e incluso comerciales<br />

contribuyen finalmente a definir el comercio<br />

internacional de bienes y servicios culturales.<br />

Parece sensato recomendar que estas reflexiones,<br />

procedentes de la teoría económica, sean<br />

tenidas en cuenta para elaborar un serio diag-<br />

10 Op. cit. Pp. 147.<br />

11 Op. cit. Pp. 147.<br />

12 Op. cit. Pp. 147.<br />

13 Op. cit. Pp. 148.<br />

14 El cambio al paradigma digital, en determinadas condiciones, podría traer nuevas economías de escala y reducir ciertas ventajas competitivas.<br />

Volveremos a esta idea en el epígrafe siguiente.<br />

15 Op. cit. Pp. 152.<br />

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