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COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

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CAPÍTULO 4 > NUEVAS TENDENCIAS. LA DIPLOMACIA DE LOS CIUDADANOS<br />

mento estratégico de primer orden. La defensa<br />

de las infraestructuras asociadas a ello han pasado<br />

a ser una prioridad de gobiernos de medio<br />

mundo: y también lo es la capacidad de garantizar<br />

en términos ideológicos, una continuidad<br />

entre la imagen propia y la utilización de los<br />

medios técnicos para su utilización. Estados<br />

Unidos y Gran Bretaña han situado en la continuidad<br />

Internet-valores occidentales –fortaleza<br />

ideológica y medio para promoverla y defenderla-<br />

una de las prioridades estatégicas. Lo que<br />

nos lleva a la segunda variable antes apuntada,<br />

la ideológico-cultural.<br />

Como se ha visto, la imagen de un país en el<br />

exterior afecta instantánea y profundamente a<br />

la legitimidad, ya sea de una determinada decisión<br />

diplomática o estratégica o de la propia<br />

supervivencia del régimen y sus instituciones.<br />

Si la percepcion que otras naciones tienen de<br />

un país ha sido un elemento defensivo antes<br />

de que cualquier arma sea disparada, lo es más<br />

en el siglo XXI, caracterizado por la revolución<br />

tecnológica.<br />

Dando un paso más, los modernos medios de<br />

comunicación no sólo han unificado el mundo<br />

en prácticamente un único sistema diplomático-estratégico:<br />

han estrechado los lazos entre la<br />

política interior y la política exterior, de manera<br />

que los acontecimientos en uno de ellos repercuten<br />

instantáneamente en el otro. La distinción<br />

–como se ha visto, insalvable- permanece<br />

intacta, pero la relación entre ambas presenta<br />

nuevas características.<br />

Se trata de nuevo de una variable clásica en las<br />

relaciones internacionales: la percepción de los<br />

acontecimientos en el interior de Francia en<br />

1792 llevó a las guerras del resto de monarquías<br />

contra la incipiente República francesa; la debilidad<br />

militar y el desentendimiento ante las colonias,<br />

llevó a los procesos de independencia de<br />

éstas de la metrópoli. Los ejemplos pueden ser<br />

interminables. Pero de nuevo el factor de cambio<br />

es el tecnológico: en el siglo XVIII, los acontecimientos<br />

tardaban semanas en conocerse<br />

bien de capital en capital: hoy se tarda apenas<br />

unos minutos en conocer los detalles de un escándalo<br />

de corrupción, un sondeo de opinión o<br />

una intervención de un primer ministro en un<br />

parlamento. Y en sacar consecuencias.<br />

De manera que la imagen que una sociedad tiene<br />

de sí misma y del exterior se transmite con<br />

rapidez a los demas países, y pasa a formar parte<br />

a su vez de la imagen que éstos tienen de ella, y a<br />

convertirse en aspecto estratégico fundamental<br />

de su defensa.<br />

En este sentido, a inicios del siglo XXI, nuestros<br />

países se enfrentan a una doble ruptura: la<br />

que enfrenta a las sociedades occidentales con<br />

la imagen que tienen de sí mismas; y la que las<br />

enfrenta al uso de la fuerza o a la defensa de sus<br />

propios intereses.<br />

Respecto a lo primero, en las últimas cuatro décadas<br />

el sentimiento de sospecha y de rechazo<br />

hacia sí mismas de las sociedades europeas ha<br />

ido adquiriendo un protagonismo cada vez mayor<br />

en la política exterior de los estados. El desarrollo<br />

del relativismo, del subjetivismo y del<br />

pensamiento débil ha generado un autorechazo<br />

en algunas sociedades europeas que genera problemas<br />

incluso para la pervivencia de proyectos<br />

nacionales comunes.<br />

Esta sospecha hacia el pasado cultural y hacia<br />

la propia historia de algunas de nuestras sociedades<br />

coincide -como causa o como consecuencia-<br />

con el malestar hacia las instituciones<br />

liberal-parlamentarias actuales, presente en<br />

amplias capas de la sociedad. Imagen negativa<br />

de sí mismas, que en ocasiones es más intensa<br />

que la que otras sociedades tienen de la europea.<br />

Ha ido produciéndose así una ruptura entre las<br />

sociedades más prósperas, abiertas y estables de<br />

la historia, y una imagen que ellas tienen de sí<br />

mismas caracterizada por su carácter negativo.<br />

Ests ruptura genera no poca frustración y malestar<br />

en las sociedades, y se transmite en tiempo<br />

real al exterior, constituyendo un factor de<br />

importancia en las relaciones internacionales.<br />

Uno de los grandes fenómenos estratégicos del<br />

siglo XXI, el yihadismo, se basa en la capacidad<br />

de manipular y provocar la división y la desmoralizacion<br />

de unas sociedades tendentes a la<br />

desilusion acerca de sí mismas.<br />

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