COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18
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4.4. Contribución de la acción<br />
diplomática de las ciudades<br />
a la ‘marca país’<br />
Teresa La Porte<br />
PROFESOR TITULAR DE COMUNICACIÓN POLÍTICA INTERNACIONAL. UNIVERSIDAD DE NAVARRA<br />
Las ciudades son un elemento esencial en la<br />
construcción de la ‘marca’ de un país. Si los paisajes<br />
son el ‘escenario’ de la ‘marca’ y el mundo<br />
rural el baúl que guarda sus tradiciones y raíces<br />
culturales, la ciudad es la expresión de esa ‘marca’<br />
en el presente y en el futuro. En su seno, los<br />
ciudadanos resuelven de forma original y propia<br />
tanto las dificultades que presenta el mundo actual<br />
como los desafíos del mañana.<br />
La ciudad es el primer contacto del visitante extranjero<br />
con el país. Para muchos, es incluso el<br />
único, de forma que la imagen del país se identifica<br />
con la de la ciudad que han conocido y en<br />
la que han vivido. Las cualidades que la ‘marca<br />
país’ debe destacar y los defectos que debe eliminar<br />
o explicar son, en muchos casos, talentos<br />
y vicios que corresponden a las experiencias que<br />
tienen lugar en la ciudad.<br />
La ciudad, además, tiene vida propia e independiente<br />
del Estado. Liderada por su gobierno<br />
local, no sólo decide con autonomía la gestión<br />
municipal, sino que también tiene capacidad<br />
para gobernar su proyección exterior. Esa acción<br />
exterior tiene, en términos generales, tres<br />
grandes objetivos: mejorar su imagen y posición<br />
internacional, incentivar el desarrollo económico<br />
local, - atrayendo turismo y capital extranjero-,<br />
y participar en proyectos internacionales<br />
de acuerdo con las inquietudes políticas de sus<br />
ciudadanos. Como veremos a continuación, es<br />
este último objetivo el único que propiamente<br />
puede identificarse con la llamada ‘diplomacia<br />
de ciudades’ (City-diplomacy).<br />
La actividad autónoma de los gobiernos locales,<br />
no sólo no estorba la política exterior del gobierno<br />
nacional, sino que la complementa, enriquece<br />
y, en muchos casos, la hace posible. La<br />
colaboración de Ayuntamientos e instituciones<br />
locales en el desarrollo de intercambios culturales,<br />
en el incremento de las relaciones económicas<br />
o en la aplicación de medidas medioambientales,<br />
por citar sólo algunos ejemplos, resulta<br />
decisiva e imprescindible para el Estado.<br />
El Estado, por tanto, debe aprovechar e incentivar<br />
la colaboración de las ciudades en la elaboración<br />
y gestión de su ‘marca’. No sólo porque<br />
formen parte esencial de su contenido, sino porque<br />
contribuyen con su representación y acción<br />
exterior a la difusión de los principios y valores<br />
que identifican el país.<br />
La diplomacia de las ciudades es, además, una<br />
actividad nueva en el orden internacional, propiciada<br />
e incentivada por los cambios que genera<br />
la globalización. La crisis del estado-nación, los<br />
procesos de descentralización y democratización<br />
del poder y la emergencia de actores políticos<br />
no-estatales y sub-estatales, han favorecido<br />
un protagonismo creciente de la ciudad que el<br />
Estado debe saber aprovechar para estar presente<br />
en la sociedad global a través de los nuevos<br />
actores y de las nuevas estrategias de influencia.<br />
El poder emergente de la ciudad<br />
La ciudad, en el mundo moderno, es el lugar<br />
donde ‘suceden’ las cosas. Las nuevas formas<br />
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