COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18
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CAPÍTULO 4 > NUEVAS TENDENCIAS. LA DIPLOMACIA DE LOS CIUDADANOS<br />
mayo de 2012 describe una importante bajada<br />
respecto a 2007, situándolas en 7.267 millones<br />
de euros.<br />
En enero del año 2000 la afiliación de trabajadores<br />
extranjeros a la Seguridad Social era de<br />
1.690.<strong>18</strong>5. Con la bonanza económica y la llegada<br />
de extranjeros a nuestro país, el número se<br />
incrementó hasta llegar a 2.003.839 en enero de<br />
2008. Actualmente, con la crisis económica, la<br />
afiliación de extranjeros ha experimentado una<br />
caída, situándose en abril de 2012 casi a niveles<br />
del año 2000, con 1.708.579 de extranjeros<br />
afiliados.<br />
Contribución a la cultura<br />
La inmigración en España supone una riqueza,<br />
no sólo por lo que contribuye al crecimiento de<br />
la economía española, sino en cuanto que aumenta<br />
la riqueza de nuestra cultura, al acompañarla<br />
con su lengua, su folklore, sus costumbres<br />
y tradiciones, su música, su arte o su gastronomía.<br />
A través de los extranjeros que residen en España,<br />
podemos acercarnos a su cultura y a su<br />
lengua. En nuestras calles y municipios podemos<br />
escuchar infinidad de idiomas y se realizan<br />
actos culturales de promoción de las culturas y<br />
de las lenguas de muchos de los países de origen<br />
de nuestros inmigrantes. Con la llegada de inmigrantes<br />
han proliferado en nuestro territorio<br />
casas culturales que son puntos de referencia de<br />
las diferentes culturas de los extranjeros que residen<br />
en nuestro país, donde cada persona puede<br />
acercarse a la cultura de esas nacionalidades.<br />
Las costumbres, las tradiciones, las fiestas religiosas,<br />
el folklore propio de cada país se pueden<br />
ver en nuestras calles, como en la celebración<br />
de fiestas religiosas, como el ramadán, o en celebraciones<br />
laicas, como la del año nuevo chino.<br />
Los extranjeros que llegan a nuestras tierras<br />
traen también toda su sensibilidad y algunos<br />
de ellos la plasman en obras de arte que, con<br />
frecuencia, pueden verse expuestas en las numerosas<br />
salas de exposiciones de nuestro país.<br />
De este modo podemos acercarnos, sin salir de<br />
España, al arte de numerosas culturas, con el<br />
consiguiente enriquecimiento que conlleva el<br />
compartir la sensibilidad y la cultura.<br />
Junto con la variada gastronomía española, en<br />
todas nuestras ciudades podemos encontrar numerosos<br />
establecimientos en los que podemos<br />
degustar variedades gastronómicas de todo el<br />
mundo. Restaurantes de todas las nacionalidades<br />
y establecimientos de comida rápida conviven<br />
con nuestros bares y restaurantes de toda la vida.<br />
Además, la llegada de los inmigrantes contribuye<br />
a que aumente la oferta de productos hasta ahora<br />
insólitos en nuestra cesta de la compra. Recorriendo<br />
los pasillos de los grandes supermercados<br />
de nuestras ciudades es posible emprender<br />
un viaje con el paladar hacia Colombia, Ecuador,<br />
Perú o Marruecos. Así, las clásicas cajas de manzanas,<br />
peras o naranjas conviven ahora con exóticos<br />
vecinos llegados de medio mundo, tales como la<br />
mandioca, el mango, el coco, los jengibres, la papaya<br />
o la piña. Junto a ellas, procedentes del mercado<br />
asiático, están incorporándose en la dieta<br />
española otras frutas tropicales como rambután,<br />
litchi, pitahaya, mangostán o kumquat y condimentos<br />
como el popular curry y la soja así como<br />
sus derivados (tamari, tempeh y tofu).<br />
Contribución a la integración<br />
En España, los inmigrantes no se han agrupado<br />
en guetos, sino que las políticas de integración<br />
llevadas a cabo a todos los niveles han propiciado<br />
una convivencia satisfactoria entre autóctonos<br />
y foráneos por todo el territorio español.<br />
En todas las provincias españolas se encuentran<br />
extranjeros residiendo de numerosas nacionalidades,<br />
y en todas ellas se da una homogeneidad<br />
y una convivencia directa con los españoles.<br />
Tanto en las grandes ciudades como en los<br />
pueblos se generan dinámicas y experiencias de<br />
buena vecindad, de tolerancia y de integración,<br />
resultando la inmigración no un fenómeno que<br />
genere inquietud o rechazo, sino un factor de<br />
riqueza relacional en nuestro país.<br />
Los índices de racismo y xenofobia en España<br />
son muy bajos respecto a otros países europeos<br />
y esto confirma el buen éxito de las políticas de<br />
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