COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18
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3.1. LA ACCIÓN CULTURAL EXTERIOR DE ESPAÑA<br />
Habrá, pues, que fomentar la demanda de nuestra<br />
lengua allí donde nos interese, llevando la<br />
oferta si hace falta. Y hará falta llevar la oferta<br />
oficial de nuestra lengua si además de interesarnos<br />
el país se da una de estas condiciones:<br />
a) Que no exista oferta comercial privada<br />
(Linguaphone, Berlitz, etc.)<br />
b) Que ésta sea de baja calidad y la enseñanza<br />
oficial española pueda estimular una mejora<br />
del nivel general.<br />
c) Que la enseñanza oficial del idioma sea necesaria<br />
para ir creando lo que los publicitarios<br />
llaman una "audiencia cautiva" para nuestra<br />
cultura.<br />
En atención a cuanto antecede y teniendo en<br />
cuenta que las disponibilidades presupuestarias<br />
siempre serán limitadas, el Instituto Cervantes<br />
debería ser dotado de los medios legales y administrativos<br />
necesarios para conseguir un efecto<br />
multiplicador:<br />
a) Creando centros asociados u homologados,<br />
que no resultasen onerosos.<br />
b) Creando centros de formación de profesores<br />
como el que está en preparación en el<br />
Brasil.<br />
c) Manteniendo y ampliando su presencia<br />
física en ciertas capitales de evidente importancia<br />
política y llegando al resto del mundo<br />
a través de su CVC (Centro Virtual Cervantes),<br />
por la Internet.<br />
No se olvide, sin embargo, que antes habrá que<br />
afrontar y resolver otro dilema: ¿cómo podrá el<br />
Instituto Cervantes cumplir mejor los cometidos<br />
que le asigna la ley, siendo como hasta ahora<br />
un ente autónomo o convirtiéndose en una<br />
sociedad estatal? Para difundir la cultura española<br />
convendrá que siga siendo un ente autónomo,<br />
que goce en cada ciudad extranjera de la<br />
protección y la tutela de la Embajada de España.<br />
Pero para difundir con facilidad la lengua española<br />
a través de la homologación de centros privados<br />
requerirá una agilidad económica y comercial<br />
que nuestra legislación no permite a los<br />
entes autónomos y que la ley local de muchos<br />
países tampoco otorga a los centros adscritos a<br />
las embajadas. Para gastar dinero en cultura es<br />
mejor ser ente autónomo; para ganar dinero (o<br />
perder poco) enseñando español es necesario<br />
ser sociedad estatal.<br />
5. Hablar de "defender el uso del español en los<br />
organismos internacionales" también requiere<br />
ciertas aclaraciones previas: ¿de qué organismos<br />
hablamos? y ¿estamos seguros siempre de<br />
estar defendiendo el español y no vagamente<br />
"una lengua latina que se oponga al monopolio<br />
del inglés", lengua latina que suele terminar<br />
siendo el francés?<br />
Debería estar claro que en los organismos de<br />
vocación universal (los de la ONU ante todo) el<br />
papel del español puede y debe mantenerse e<br />
incluso aumentar. Para ello habrá que actuar en<br />
estrecha colaboración con los otros veinte países<br />
de habrá española. En el mundo de la Unión<br />
Europea también hay casos que no admiten dudas,<br />
como son el Parlamento Europeo y ciertas<br />
reuniones de especial relevancia. Pero creer que<br />
en el trabajo diario se podrá conseguir un uso<br />
del español igual que el del francés, el inglés e<br />
incluso el alemán, es ser poco realistas.<br />
De hecho todos los organismos internacionales<br />
están sometidos a dos fuerzas: la tendente<br />
al monolingüismo en inglés y la que preconiza<br />
el mantenimiento de varias lenguas de trabajo.<br />
Habrá que concentrar los esfuerzos españoles e<br />
hispánicos allí donde podamos conseguir algo,<br />
no en los casos perdidos. Y siempre, por supuesto,<br />
habrá que defender el uso del español<br />
como lengua oficial (distinto al uso coma lengua<br />
de trabajo), aunque ello suponga algún gasto<br />
para el Estado en intérpretes y traductores.<br />
Los cinco puntos de este apartado VI requieren<br />
una apostilla final: las circunstancias pueden no<br />
ser tan favorables para la expansión cualitativa<br />
(no sólo cuantitativa) de la lengua española<br />
cuando pase un par de lustros. Ya se ha abierto<br />
nuestra "ventana de oportunidad”, pero la situación<br />
no va a durar eternamente. Ahora coincide<br />
el ocaso del francés con que aún no ha empeza-<br />
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