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COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

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CAPÍTULO 3 > LA CULTURA<br />

a despojarse de sus señas de identidad 1 . Es más,<br />

si introducimos en el razonamiento la noción<br />

de imagen cultural de la nación en el exterior<br />

(asunto que abordaremos después con más detalle),<br />

hay que constatar también que elementos<br />

tan importantes de la política económica<br />

exterior como son favorecer las exportaciones,<br />

atraer ciertas inversiones o fomentar un turismo<br />

de calidad a nuestro país son acciones que<br />

dependerán en buena medida de la visión que el<br />

extranjero tenga de nuestra cultura, en el sentido<br />

amplio, antropológico, de la palabra.<br />

Con la imagen de Carmen la Cigarrera es difícil<br />

vender el Talgo en los Estados Unidos. Ayuda<br />

más la Ryder Cup en Sotogrande. Y todo eso son<br />

hoy iconos culturales, nos guste o no.<br />

¿Hace falta una política exterior<br />

cultural?<br />

Si admitimos que en un mundo cada día más<br />

interactivo 2 todas las naciones son sujetos pasivos<br />

y algunas son sujetos activos de la acción<br />

cultural exterior voluntaria o involuntaria, cabe<br />

deducir que la prudencia aconseja a España elaborar<br />

una deliberada política exterior cultural,<br />

definiendo fines y ordenando medios.<br />

Se podría sin embargo argumentar que tal cosa<br />

no es necesaria, que una lengua en expansión<br />

demográfica y una cultura en expansión económica<br />

no necesitan el impulso oficial para extenderse<br />

por el extranjero, contrariamente al caso<br />

del francés, lengua en regresión.<br />

Pero la realidad obliga a pensar lo contrario: la<br />

expansión es tan vigorosa y desordenada que<br />

requiere cauces políticos para<br />

1. Que redunde en beneficio de España. No hay<br />

que dar por hecho que la difusión del español<br />

vaya a beneficiarnos de manera automática.<br />

Como casi todas las culturas post-imperiales,<br />

la hispánica es acéfala. No tiene un claro centro<br />

de mando. La lengua española funciona en<br />

régimen de co-propiedad. Sin llegar al extremo<br />

del inglés (que como lengua franca que es se ha<br />

convertido en un bien mostrenco, sin propietarios<br />

responsables) tampoco está en la situación<br />

macrocefálica del francés, sometido al dominio<br />

aún absoluto de París.<br />

Habrá que explicar al mundo cosas tan obvias<br />

como que la lengua española nació en España<br />

y que la cultura hispánica es una gran cultura<br />

euro-americana de raíces romanas. De lo<br />

contrario nos colocarán etiquetas folklóricas y<br />

tropicales, por ilógicas que sean. España tiene<br />

que aparecer ante el mundo como el punto de<br />

referencia de calidad intelectual dentro del mundo<br />

hispánico; de otro modo obtendremos muy<br />

pocos beneficios políticos y económicos del vigoroso<br />

crecimiento cuantitativo de las culturas<br />

iberoamericanas. La operación no es fácil porque<br />

los otros países de habla española pueden<br />

ver con malos ojos incluso nuestra condición de<br />

relativa primacía inter pares.<br />

2. Que se decante lo mejor. Este segundo punto<br />

es corolario de lo que antecede. Para que<br />

un australiano respete tanto lo español como<br />

lo francés, es necesario enseñarle los puentes<br />

de nuestros ingenieros, y no sólo "Macarena".<br />

"Macarena" también, claro, porque dará dinero.<br />

Pero a la larga el prestigio es lo que más dinero y<br />

poder da.<br />

¿Para qué?<br />

Naturalmente y ante todo para "contribuir a la<br />

paz y armonía entre los pueblos a través de un<br />

mejor conocimiento mutuo de sus culturas respectivas".<br />

Es cierto que la frase consagrada ca-<br />

1 No conviene, sin embargo, llevar este razonamiento tan lejos como a veces lo llevan los franceses. La revista oficiosa Défense Nationale<br />

publicó en Octubre de 1995 un trabajo de Albert Salon titulado "La francophonie, nouvel objet de la défense nationale" cuyo texto hace<br />

honor al extremoso título.<br />

2 Empieza a parecernos normal que cualquier descubrimiento importante o novedad artística atrayente sean conocidos en todo el mundo<br />

al cabo de unas horas, por radio, televisión, Internet. Mas para comprender cabalmente lo que significa el cambio cultural instantáneo<br />

hay que recordar que las primeras técnicas agrícolas y la cerámica cordada se extendieron, al parecer por aculturación más que por difusión<br />

démica (es decir por contagio cultural más que por ocupación), al ritmo de un kilómetro al año, durante milenios (véanse "The origins of Indo-<br />

European languages" y "World linguistic diversity" por Colin Renfrew, en Scientific American, Octubre 1989 y Enero 1994).<br />

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