COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18
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CAPÍTULO 4 > NUEVAS TENDENCIAS. LA DIPLOMACIA DE LOS CIUDADANOS<br />
¿Cómo podemos optimizar esta situación de que<br />
gozamos los chefs en la actualidad? Pues capitaneando<br />
la expansión de nuestra cocina, de<br />
nuestros productos, de nuestra manera de entender<br />
la gastronomía. Otros países nos llevan<br />
ya una gran ventaja en este sentido, y puede ser<br />
interesante ver cómo lo han logrado. Hace décadas<br />
que existen pizzerías y trattorías no sólo<br />
en las capitales más importantes del planeta,<br />
sino prácticamente en todas las ciudades de la<br />
civilización occidental, e incluso en Asia y en<br />
África. Ello no sólo representa haber exportado<br />
las pizzas y la pasta, sino haber penetrado en todos<br />
estos mercados para introducir en ellos los<br />
productos italianos, desde las gamas más altas<br />
hasta las de consumo medio: pastas, aceites,<br />
quesos, vinagres, vinos...<br />
El caso de Francia es análogo. Los productos<br />
franceses gozan de un prestigio único, gracias<br />
a haberse asociado a un tipo de establecimiento<br />
de lujo que ha perpetuado este carisma. Francia<br />
ha puesto un pie en todo el mundo a través<br />
del glamour de su cocina clásica, pero también<br />
con bistrós gastronómicos orientados a un tipo<br />
de público medio. También Japón está presente<br />
en todas las ciudades de nuestro ámbito gracias<br />
a los bares de sushi o a los restaurantes en los<br />
que comer sus especialidades. Pasta y pizza. Vinos,<br />
quesos y alta cocina de lujo. Sushi y tempura.<br />
Son conceptos muy identificables, que la<br />
gente reconoce y busca en nuestras ciudades,<br />
ya sea en España, en Sudáfrica, en Australia o<br />
en Brasil. Y en todos estos casos, los productos<br />
de cada uno de estos países han ido detrás, han<br />
irrumpido en los mercados de gama alta y media<br />
y cuentan con un mercado internacional asentado<br />
y amplísimo.<br />
Las tapas son nuestro pasaporte<br />
Ya hemos hablado de nuestro patrimonio de<br />
productos y de nuestra tradición culinaria.<br />
¿Acaso es inferior, en variedad y en calidad, a<br />
los países anteriormente citados? Evidentemente,<br />
no. Pero para que estos mercados se<br />
abran a la gastronomía y a las marcas españolas<br />
hay que dar con un concepto reconocible, de<br />
prestigio, que nos caracterice, que nos defina,<br />
que la gente identifique con España en todo el<br />
mundo. Y en este caso yo no tengo ninguna<br />
duda de que este concepto son las tapas.<br />
En efecto, se trata de un concepto originario de<br />
España, con una diversidad cultural y culinaria<br />
extraordinaria. Dentro del concepto tapa conviven<br />
tapas de los diferentes territorios españoles,<br />
y también conviven las tapas de ayer con<br />
las de hoy. Es decir, vehiculan la inventiva, pero<br />
también la diversidad: en el mundo de la tapa<br />
entran todo tipo de productos, desde una mojama<br />
hasta un caviar, desde el jamón ibérico hasta<br />
nuestras prestigiosas conservas, por no hablar<br />
de aceites y vinagres, así como de los vinos de<br />
todo tipo, blancos, tintos, generosos, cavas, que<br />
las pueden acompañar. Las tapas son un lenguaje,<br />
una manera de entender la vida, el alma<br />
y el sentimiento de nuestro pueblo en forma de<br />
cocina, una manera de comer y de compartir<br />
fresca e informal, son como un menú degustación<br />
tradicional, popular, inventado hace décadas.<br />
Como todo hecho cultural, las tapas están<br />
vivas y evolucionan. Y sobre todo, como ya he<br />
señalado, se identifican en todo el mundo con<br />
España.<br />
Ya he tenido oportunidad de conversar con muchas<br />
personalidades acerca de este concepto, lo<br />
he enunciado también en entrevistas. La idea es<br />
muy clara: aprovechando el gran predicamento<br />
con que contamos hoy en día los cocineros<br />
españoles en todo el mundo, se trataría de que<br />
los más conocidos de entre nosotros apoyáramos<br />
la introducción, de forma más o menos<br />
directa (implicándonos o no en el negocio, pero<br />
en cualquier caso mostrando nuestro soporte<br />
inequívoco) de estos locales en las principales<br />
ciudades del mundo: Londres, París, Berlín,<br />
Nueva York, Chicago, San Francisco, Sídney,<br />
Tokio, Shanghai...<br />
Este sería el primer paso, tras el cual otras empresas,<br />
otros restauradores, otros cocineros,<br />
siempre con el apoyo de las instituciones, podrían<br />
implantarse, en un efecto dominó, en<br />
otras poblaciones del planeta, siempre con este<br />
ideal de ir formando una red similar a la que ya<br />
tienen los países anteriormente citados. A partir<br />
de ahí, la estrategia pasaría por apoyar a los<br />
productores de nuestras marcas para que intro-<br />
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