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COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

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1.1. EL PODER INTERNACIONAL EN LA SOCIEDAD EN RED<br />

culares, y que incluirían la enorme pluralidad de<br />

actores, a la que ya hemos hecho referencia.<br />

Nuevas estrategias<br />

Podemos decir que, con las nuevas formas de<br />

distribución del poder, la forma de ejercerlo en<br />

el panorama internacional ha cambiado radicalmente.<br />

Como advertía Robert Kelley (2010),<br />

“la época de la diplomacia como institución<br />

está dando paso a una época de la diplomacia<br />

como un comportamiento” de ahí que resulte<br />

importante estudiar como las nuevas estructuras<br />

de poder obligan a modificar ciertos comportamientos<br />

en el panorama internacional.<br />

Distribución de información<br />

Ya hemos señalado en estas páginas los cambios<br />

que las nuevas tecnologías provocan tanto en<br />

el acceso como en la distribución de información.<br />

Aunque son dos elementos íntimamente<br />

relacionados, y la adquisición de información<br />

también ha cambiado en gran medida sus procedimientos<br />

vamos a centrarnos ahora en esa<br />

distribución de la información, materia prima<br />

de la revolución tecnológica, y por tanto el paño<br />

sobre el que se tejen las nuevas relaciones de<br />

poder. El papel de la información sigue siendo<br />

clave en las relaciones internacionales (hoy,<br />

como advertía Francis Bacon, la información es<br />

más poder que nunca), pero existe una diferencia<br />

esencial en la forma de gestionarla. Frente a<br />

la mentalidad de la diplomacia tradicional, que<br />

concebía la información como un bien escaso,<br />

más valioso cuanto menos se compartía, hoy la<br />

información es poder cuando se hace llegar con<br />

credibilidad al público adecuado en el momento<br />

justo, mejor pronto que tarde.<br />

Quizás el elemento más importante es el que<br />

Clay Shirky señalaba con acierto en una charla<br />

con miembros del Departamento de Estado<br />

norteamericano: “Tú ya no controlas el mensaje<br />

y si crees que lo controlas, simplemente significa<br />

que no entiendes lo que está pasando” 5 . Los<br />

Estados han perdido el monopolio de la producción<br />

de información, también en el plano internacional,<br />

y su tratamiento de la información no<br />

puede seguir basándose en poner restricciones<br />

a la circulación de la misma. Como señalábamos<br />

en estas páginas: “los Estados no tienen más remedido<br />

que ser menos reservados y más porosos”<br />

(Rubio, 2011).<br />

Quienes se sigan considerando emisores únicos<br />

afrontan un elevado coste y una frustración<br />

final, ya que hoy son muchos los actores con<br />

capacidad de generar información. Comunicar<br />

en la sociedad en red no significa controlar<br />

la información sino que supone establecer los<br />

marcos comunicativos, introducir temas en la<br />

agenda, distribuir información con más capacidad<br />

de impacto y a más gente. De ahí que la<br />

gestión de información por parte de los actores<br />

internacionales, que les permita aprovechar las<br />

nuevas tecnologías de la información para la<br />

creación y la alimentación de las nuevas comunidades<br />

internacionales en red (Nye, 2003; 83-<br />

85), pase sobre todo por generar información,<br />

seleccionar fuentes, elegir bien a los destinatarios,<br />

y tratar de ejercer de filtro: seleccionando,<br />

validando, jerarquizando, ordenando y poniendo<br />

contexto, antes de su distribución, para facilitar<br />

a los distintos actores distinguir las señales<br />

valiosas de las interferencias, sirviendo de guía<br />

frente a la desinformación fruto muchas veces<br />

de ese exceso de información.<br />

Credibilidad<br />

Desde este punto de vista, de la emisión y la selección<br />

de la información, es clave entender que<br />

las distintas comunidades que hoy influyen en<br />

las relaciones internacionales giran principalmente<br />

en torno a referentes creíbles de información<br />

interesante. Nye (2003; 130) ya señalaba que<br />

“lograr establecer la credibilidad suficiente para<br />

llamar la atención y mantener ese interés se ha<br />

convertido en la cuestión política primordial”.<br />

Las relaciones internacionales, como el resto de<br />

la política, se han convertido en un concurso de<br />

credibilidad, y en este concurso hoy, como hemos<br />

visto, participan no sólo los gobiernos sino<br />

el resto de actores: medios informativos, empresas,<br />

ONGs, redes de científicos, particulares, etc.<br />

5 Citado en Digital Diplomacy, New York Times, publicado 16.7.2010.<br />

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