10.09.2014 Views

COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

COLECCION ESCUELA DIPLOMATICA_NUM 18

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

4.7. ESPAÑA DE MODA, MODA DE ESPAÑA<br />

genio, pero sí reconocerán nuestra genialidad, y<br />

la moda -más la femenina que la masculina- es<br />

capaz de ponerla en escena, ha sido capaz de hacerlo<br />

durante cinco siglos.<br />

Hombres, hombres españoles, siempre más austeros<br />

que nuestras mujeres, con la excepción de<br />

esas minorías, probablemente inspiradas en mitos<br />

exteriores -el gentleman ingles, el príncipe<br />

romano- que nos hacen históricamente poco<br />

sensibles a la moda. Sobriedad, “renuncia burguesa”<br />

según Flügel en su “Psicología del vestido”,<br />

que tras dos siglos de austeridad funcional<br />

fue dinamitada gracias al empuje del “narcisismo<br />

del diseño” que nos llegó desde Barcelona y<br />

su emblemático líder Antonio Miro. Por no citar<br />

merecidamente a Adolfo Domínguez, Roberto<br />

Verino, Purificación García, Kina Fernández,<br />

Antonio Pernas, José Castro, María Barros o Sara<br />

Coleman, contribuyendo al “cambio” desde su<br />

Galicia natal.<br />

Indiferencia es la palabra maldita del español<br />

ante su moda. La indiferencia es lo contrario del<br />

interés, de la pasión, del coleccionismo. Hay una<br />

indiferencia masculina por la moda que contrasta<br />

con nuestro pasado más glorioso. Una visita<br />

al Museo del Prado es la mejor demostración de<br />

que esa indiferencia es ficticia. Siempre hubo interés,<br />

especialmente de nuestras clases altas -la<br />

moda siempre fue muy cara- por la moda. ¿Fue<br />

ese desinterés el exquisito resultado de nuestro<br />

fracaso como potencia militar? ¿Se hizo negro y<br />

marrón -la combinación de colores más triste<br />

del mundo- nuestro torpe aliño indumentario,<br />

como consecuencia de nuestro apagón imperial?<br />

Siempre que hubo “gloria” en España hubo alegría<br />

en su porte..., en su traje. No es para menos,<br />

fuimos exportadores de la mejor lana del mundo,<br />

importantes productores de seda y de lino, afamados<br />

artistas del cuero. No nos viene la moda<br />

de ahora, ahí está Felipe II y su prodigiosa pasión<br />

por la moda, por el vestido, por la ceremonia, por<br />

la “elegancia española”, hecha a fuerza de manejar<br />

esos dos conceptos anteriores. Ahí está Felipe<br />

IV “vestido” por Velázquez de marrón y plata.<br />

¿Se puede ser más elegante siendo más discreto?<br />

Jesuitas, traídos aquí como ejemplo inequívoco<br />

de “compañía española”, prodigioso invento<br />

que consiguió, ya en el siglo XVI, conquistar al<br />

mundo con su refinamiento intelectual. Primero<br />

a Roma y luego a la hermética China y al no menos<br />

inexpugnable Japón. Ese ejemplo de paradigmática<br />

“sociedad anónima” llevando al mundo<br />

valores globales pero desde España, volvería a<br />

poner encima de la mesa -porque lo español, sea<br />

lo que sea eso, interesa ahí fuera, más cuanto más<br />

lejanas sean las culturas con las que se encuentran-<br />

nuestra admirable capacidad para hacer las<br />

cosas más imposibles (Nietzche dixit). Existe una<br />

pasión universal por lo español, desencadenada<br />

probablemente por su clima, por su amabilidad<br />

natural, pero un solo ejemplo de talento personal<br />

también puede hacer mucho por fomentar<br />

esa pasión, de hecho Gaudí lleva más de un siglo<br />

haciéndolo sobre su Barcelona natal.<br />

Kilómetros es la última palabra que a uno le viene<br />

a la cabeza cuando piensa en moda y, sin embargo,<br />

esa palabra se ha incorporado a nuestro<br />

diccionario esencial, porque los tejidos vienen<br />

de Perú o de la India, van a París, Nueva York o<br />

Tokio, se fotografían en Australia o en México y<br />

se venden en Moscú o en Qatar. No sé si los libros<br />

o las canciones españolas viajan más que la moda<br />

española, pero más allá de Inditex -que siempre<br />

está en nuestras oraciones- Ágatha Ruiz de<br />

la Prada vende con su nombre en más de ciento<br />

cincuenta países de los cinco continentes. Custo<br />

Barcelona y Andrés Sardá también. Ya sé que<br />

son una excepcionalidad, casi tanto como lo es<br />

Giorgio Armani para los italianos. La excepción<br />

también conforma la norma, porque como se decía<br />

antes, la confirma. Sugería Pío Baroja que el<br />

complejo de inferioridad -él lo llamaba nacionalismo-,<br />

se curaba viajando. Quien viaja sabe que<br />

no somos inferiores. En moda tampoco.<br />

El lujo es una de esas palabras de moda prestigiosas<br />

donde las haya en nuestros días. Y si el lujo,<br />

como concepto económico, como dimensión de<br />

actividad creadora de riqueza -al hilo del pequeño<br />

pero magistral “Lujo y capitalismo” de Werner<br />

Sombart- tiene sentido en algún lugar, ése<br />

es en la calidad de vida. Veámoslo en joyas que<br />

tienen que ver con la moda, veámoslo en perfumes<br />

que tienen que ver con la moda, veámoslo<br />

en hoteles que tienen que ver con la moda, y<br />

veámoslo en restauración que tiene que ver con<br />

305

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!