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TESIS DOCTORAL - UNED

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Segunda parte los personajes: sus funciones actanciales y actoriales<br />

de Barahona sobre la situación de relegada de la mujer en el estamento de la<br />

Iglesia católica.<br />

La disposición de su ánimo para el enfrentamiento entre clases hace que el<br />

dramaturgo aloje en ella (o que ella misma se adjudique) a Peregrino Raro, el<br />

mayor de los demonios, a la hora de la exteriorización de los demonios de los<br />

que están posesas. De este modo, ella misma se concede por intervención<br />

diabólica la importancia social que anhelaba y que en realidad no poseía. Moncó<br />

Rebollo (1989: 164) corrobora nuestro punto de vista cuando, al referirse a la<br />

posesión de Anastasia por Peregrino, hace notar que ésta es la manera que tiene<br />

ese escalón ínfimo de la clase social de colocarse por encima de los demás. Por<br />

eso, es de suma importancia el momento en el que hace palpable su superioridad<br />

sobre la priora (ésta de origen noble) y las palabras que le dirige al Conde-<br />

Duque y a su mujer, que se marchaban sin darle gracias:<br />

¡Andad, andad noramala, mala gente (…) Ni una palabra de despedida,<br />

me ha dado el gran señor! ¡Todas las zalemas para doña Tersa Valle de la<br />

Cerda, que es dama principal! (…) ¿Y no tengo yo a Peregrino? (…) ¿por qué<br />

entonces, a mí no se me mira? ¡Bien conocí a toda gente, cuando serví a la<br />

Condesa de Nieva! ¡Haga maravillas una mujer como yo, que ellos nunca lo<br />

verán! (Miras, 1985: 89).<br />

Por los mismos motivos humilla al capellán del convento: Dí, Frascuelo,<br />

no me pides algún adelanto, una señalica de lo mucho y bueno que te he de<br />

decir? ¿A qué sí, picarón? ¡Pues de rodillas! ¡Pone de rodillas delante de mí,<br />

putico! No delante del demonio, ni delante de la monja tampoco, pero sí delante<br />

de la palabra de Dios! ¡de rodillas, delante de la divina revelación!... (Miras,<br />

1985: 68); y personaliza su odio de clase en la priora a la que amenaza: !Tú<br />

Pág 42

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