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TESIS DOCTORAL - UNED

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Tercera parte:<br />

Análisis de las determinaciones espaciales y temporales<br />

Los cuadros I y XII de La Saturna presentan una habitación en la casa de don<br />

Francisco de Quevedo. Aunque aquí también la oscuridad domina el espacio, los<br />

objetos señalados connotan un espacio de intelectual, de escritor: una pluma de<br />

pato en el tintero, un sillón frailuno en el que está sentado Quevedo y un candil<br />

de pantalla. La falta de luz es aquí un elemento que contribuye a crear un clima<br />

que favorece el recuerdo, la reflexión y sirve de adecuado marco a la presencia<br />

de la conciencia literaria (cuadro I) y política del escritor (cuadro VII), que<br />

provoca la aparición de la luz al final.<br />

Igual función desempeña el camarote de Catalina de Erauso en el galeón que<br />

la lleva a las Indias. En efecto, en este espacio (cuadro I) es donde Catalina<br />

decide contar ella misma su historia, escribiéndola, para defenderse de los que<br />

desvirtúan sus hazañas: he visto que en Madrid una comedia escrita por un Juan<br />

Pérez de Montalbán que se llama La Monja Alférez en la que todos mis<br />

cuidados son si se casa con su dama un amigo mío que el señor poeta se ha<br />

inventado. Mucha ignorancia y mucha mentira hay en esas historias empresas<br />

que de mí corren, y aún más disparates hay en las que se cuentan y relatan de<br />

memoria unos a otros, por eso me han aconsejado que ponga remedio<br />

escribiendo yo mismo los hechos de mi vida y en ello ando despuntando plumas<br />

desde hace algunos meses (Miras, 1992a: 56).<br />

La casa como espacio de la meditación, de la reflexión, o sencillamente del<br />

intelectual, se vuelve a encontrar en El doctor Torralba. Como ya sabemos,<br />

Torralba es un eminente médico nigromante que, sobre el consejo de Fray<br />

Pedro, ha abandonado su prestigio puesto al lado del Cardena Volterra en Roma,<br />

para refugiarse en la simplicidad de su país natal. Su habitación se adecúa a esta<br />

nueva situación: no es pobre ni rica, con un sillón frailuno, unos pocos libros,<br />

una regular cama, una mesa, cofre y algún cuadro... (Miras, 1991: 131). La<br />

invasión de este espacio del científico por la horda de las máscaras o del vil don<br />

Pág 31

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