relacio museo-territorio e impleme tació didáctica: museo de la ...

Fase de documentación: fuentes documentales consultadas y primera elaboración de datos
3.6.3 “La iña Instruida” como modelo para conocer la educación femenina de la
época.
El papel de la alimentación, en relación con la salud la enfermedad y la muerte
en la infancia, es de vital importancia en la obra de los higienistas de finales del siglo
XIX y principios del XX. En 1927 se edita “La iña Instruida”, obra de Victoriano F.
Ascarza. Presentado como un tratado de Fisiología e Higiene, con aplicación a la
economía, medicina y farmacia domesticas, dispuesto para la lectura y estudio en las
escuelas y colegios de niñas. Basándose en la figura de la niña rural de clase modesta,
futura mujer de su casa, como el “pilar del hogar”, en la cual recaerá el peso del cuidado
y la salud de su familia. En el prólogo su autor, bajo el epígrafe: “A las señoras
maestras” explica sus aspiraciones al confeccionar tal obra:
[…Con este criterio hemos redactado las presentes nociones pensando principalmente
en las clases rurales, modestas o pobres.
Las señoras maestras, al enseñar estas nociones, deben aspirar, no solamente a que
aprendan las verdades de la ciencia, si no a que las practiquen, más que dar
conocimientos, importa crear costumbres. Para ello sirven las niñas y sean ellas al
aprender estas cosas, las que lleven a sus propias familias conocimientos para conservar
la salud, librarse de enfermedades y dulcificar algo las penalidades de la vida.
Si algo de esto consigue o si el librito facilita de algún modo la labor sagrada de las
señoras maestras, el autor verá colmadas sus aspiraciones...]
La primera lección se titula: “De las obligaciones de la mujer en su casa”. El
libro incide en las técnicas didácticas de “Nociones de Fisiología e Higiene” del mismo
autor, planteando preguntas a modo de resumen y un pequeño cuestionario al final de
cada tema. La función de la niña, o lo que se espera de ella, queda puesto de manifiesto
en el último párrafo de la primera lección:
[…De vosotras niñas depende que un día se diga que sois buenas madres y excelentes
mujeres de gobierno, que es el mayor elogio que se puede hacer de una mujer. Para ello
basta con que sigáis los consejos de vuestras maestras y de vuestras madres, que
aprendáis estas lecciones con cuidado y las practiquéis con esmero. Lo primero es
aprender y luego hacer lo que hayáis aprendido. Toda niña buena, laboriosa, amante de
sus padres, obediente a sus mandatos y a los de Dios, debe afanarse por cumplir sus
deberes y practicar cuanto bueno la (sic) enseñen. Veamos ahora lo que debe saber y
practicar toda mujer hacendosa y toda niña para ser buena, virtuosa y bella, porque no
hay hermosura mayor que la virtud.
En el siguiente párrafo escrito por una maestra en su memoria final de fin de
curso se puede apreciar como se llevan a la práctica estos principios:
[…La primera lección que reciben mis discípulas a su ingreso son los deberes de la niña
aseada. Lección que les doy en forma de juego, en verso y sin que se sientan
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