relacio museo-territorio e impleme tació didáctica: museo de la ...

Fase de documentación: fuentes documentales consultadas y primera elaboración de datos
Para impresionar a los niños, los padres y los abuelos contaban historias sobre
seres sobrenaturales, utilizando el temor y el miedo para cohibir al niño, inhibiendo su
curiosidad y evitando con ello conductas peligrosas. El lobo, el coco y el hombre del
saco, eran elementos habituales, muy temidos en su vida. Los higienistas de la época
manifiestan sus protestas porque no comprenden el valor del impacto psicológico que
estos temores producen. Las alusiones a estos seres poblaban las veladas, donde
alrededor del fuego, mientras los niños jugaban y las mujeres hilaban, los hombres
contaban todo tipo de historias. Eran igualmente protagonistas los cuentos donde se
reflejan situaciones llenas de dificultad que finalmente acabarían bien.
El niño debía andar un largo trecho por mal camino para llegar a la escuela. El
vestido que llevaba solía ser reaprovechado, como narran algunos testimonios:
“Recortado de los padres o de algún hermano mayor”. La prenda de abrigo que servía
para cobijarse de la lluvia era “el sacu capiellu”, un simple saco que solo tapaba la
cabeza y la espalda del niño, sin ninguna capacidad impermeable.
Foto 3.8 Sacu de capiellu, y cabás Foto 3.9 Madreñes
El calzado, algunas veces, se reducía a unos calcetines, con frecuencia
remendados y sobre ellos unas madreñas forradas con hierba. Llevaban en la mano una
cesta con una fiambrera y una frugal comida que acababa con torta y leche, repitiendo el
mismo alimento que se había ingerido en el desayuno. Destaca la poca variedad de
alimentos que ingiere el niño, además de la poca cantidad. Andrés Batalla, informante
de 83 años relata lo siguiente: “Los de fuera traían el menú: una espuerta de esparto
con torreznos, trozos de tocino, leche y torta”.
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