relacio museo-territorio e impleme tació didáctica: museo de la ...

Fase de documentación: fuentes documentales consultadas y primera elaboración de datos
Foto 3.7 Casería en Torazo (Cabranes) 154
Los niños, desde muy pequeños, toman conciencia de la división de las tareas,
los varones saben que imitaran a sus padres y las niñas a sus madres.
El dialogo entre padres e hijos no era muy fluido, la comunicación se producía,
más bien, a través de gestos y miradas, por eso el aprendizaje se produce por medio de
la imitación de los ademanes. En otro plano se sitúan los abuelos, con más tiempo para
dedicar al nieto, de ellos el niño aprende y en ellos encuentra un apoyo como aliados y
confidentes.
Niños y niñas eran educados de forma diferente, tanto en el ámbito del hogar
como en la escuela. En las familias modestas, las niñas desde pequeñas, participaban en
las tareas de la casa, cuidando de los hermanos pequeños, liberando así a la madre de
ciertas tareas dentro de la casa, para que ella pudiera asumir otras, dentro y fuera del
hogar, bien ocupándose del ganado, las tierras, el huerto o haciendo un trabajo
remunerado. En el caso de Cabranes, podía corresponder a trabajo doméstico en otra
casa o en la mina de antracita situada en Viñón, donde las mujeres trabajaban al aire
libre en los lavaderos de carbón.
Oscar Rodríguez, un informante de ochenta y dos años de edad, describe cómo
era su casa: “La casa era pequeña, tenía balcón, cocina, luego se dividió en dos. Había una
habitación de dos camas: una para los padres y otra para los hermanos, dormíamos tres
hermanos en cada cama, dos en la cabecera y uno a los pies. La sala era grande y luego se le
puso cama, tenia pasillo. La cocina era oscura. De noche para la cama a oscuras sin luz”.
Eran virtudes fundamentales del niño la obediencia, la discreción y el control de
sí mismo, y ello se conseguía gracias a la disciplina de trabajo que se imponía a diario.
154 Fotografía de Juan Evangelista Canellada, pintor y fotógrafo cabranés.
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