relacio museo-territorio e impleme tació didáctica: museo de la ...

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Conclusiones
España como en Francia y Portugal, el discurso museográfico de los llamados museos
escolares, pedagógicos o de educación, deja patente a través de la exposición,
compuesta por rudimentario material didáctico, las técnicas de escritura, lectura y
métodos de enseñanza en general, pero sobre todo hablan de un modo de vida precario
para el niño, donde se puede apreciar la carencia de derechos, que la ley otorgaba y la
sociedad no lograba conceder. Estas circunstancias sociales fueron durante muchos años
una barrera infranqueable para la escolaridad. El absentismo escolar queda patente en la
museografía escolar de los tres países, así como las normas impuestas con disciplina,
que contaban con el apoyo de premios y castigos.
A través de la selección de museos escolares de Francia, que recogemos en el
capítulo I, podemos apreciar la gran participación de la comunidad, por medio del
asociacionismo y el voluntariado, cuya capacitación para la organización y la
colaboración viene dada por la formación previa, que desarrollan los propios voluntarios
entre sí, bajo la coordinación de la dirección de los respectivos museos. El ejemplo
Francés, en nuestra opinión, es producto de un esfuerzo y una organización encomiable.
Además del ejercicio del voluntariado, debemos añadir la circunstancia de que el
modelo de museo que recrea Francia incide en valores vigentes, asociados a la idea que
el país tiene de la patria y la difusión de las ideas republicanas. Además de la gran oferta
didáctica que publicitan ampliamente estas instituciones. En estos tres puntos radica, a
nuestro modo de ver, el éxito, la proliferación y la supervivencia del gran numero de
pequeños museos que encontramos en todas las regiones del país.
Analizando la situación, podemos resaltar que hemos encontrado más
similitudes que diferencias, en materia de museos pedagógicos, en España, Francia y
Portugal, sin embargo en Francia, tal como comentamos en el párrafo anterior,
encontramos ciertas pautas, que desde nuestro punto de vista, dan las claves para la
permanencia y el arraigo en la comunidad. Entre los rasgos comunes destaca en primer
lugar, que la mayoría de las iniciativas en los tres países, surgen del interés privado, que
se apoya en las asociaciones compuestas, generalmente, por profesionales y personas
interesadas en la conservación del patrimonio escolar. Estas asociaciones en España y
Portugal dirigen sus esfuerzos para conseguir un apoyo institucional, que siempre es
insuficiente. Podemos afirmar que las Administraciones públicas prestan escasa
atención al potencial en materia educativa, que pueden suponer los museos escolares.
Uno de los impedimentos mayores y más difíciles de salvar, lo constituye la falta de
dotación de personal. En la mayoría de los casos nos encontramos únicamente una
persona, para hacer frente a todas las tareas del museo, y en ocasiones, esa persona no
pertenece a ninguna profesión vinculada a la museografía o al mundo de la educación.
Debemos decir que a esta circunstancia se une el restringido horario de apertura, ya que
si nos referimos a corporaciones locales, generalmente el escaso personal, debe
completar su jornada laboral en otras instalaciones del municipio. Esta situación
desemboca en una apertura limitada a los fines de semana, a los meses de verano,