CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:159<br />
La ruptura en un nivel del universo socio-cultural tiene siempre<br />
consecuencias en otros niveles. La adquisición de un pequepeque no<br />
sólo facilita y acelera la movilidad de su dueño, sino también le ofrece<br />
una ventaja económica, pues lo puede alquilar o cobrar pasajes a otros<br />
comuneros, lo que, a su vez, intensifica la función y el uso del dinero en la<br />
comunidad a expensas de la reciprocidad que fundamenta la solidaridad.<br />
La adopción de nuevos valores, creencias y conductas morales predicadas<br />
por una nueva religión incide sobre la vida social: se modifican o se crean<br />
nuevos lazos sociales entre “hermanos/as” que se traducen en prácticas<br />
religiosas comunes: asistencia asidua al culto, cantos, “hablar lenguas”, y se<br />
instauran un discurso y conductas discriminatorios frente a los comuneros<br />
que no son “hermanos/as”, que pueden provocar una reorganización de<br />
los lazos de solidaridad en una comunidad e, inclusive, conflictos internos,<br />
hasta en el seno mismo de una “familia”. La instauración de autoridades<br />
comunales lleva a la funcionalidad y mayor eficiencia de éstas en la medida<br />
en que la comunidad como tal beneficia de realizaciones materiales cuya<br />
administración centralizada garantiza el provecho y prestigio de todos,<br />
creando una suerte de solidaridad comunal.<br />
Si los cambios materiales y sociales son duraderos, en la medida<br />
en que la economía bosquesina sigue permitiendo el acceso a las<br />
herramientas nuevas y en la medida en que la comunidad se sustenta en<br />
una realidad material colectiva que exige coordinación y participación de<br />
todos, los cambios religiosos son más sujetos a regresiones. La conducta<br />
inconsecuente del pastor desvaloriza su discurso o su reemplazante local<br />
se muestra indigno de su cargo; la disciplina moral nueva — hecha sobre<br />
todo de prohibiciones — cede ante la rutina social y los valores que<br />
aseguran a los otros comuneros satisfacción y felicidad; la nueva iglesia<br />
no satisface las expectativas de los “hermanos” en cuanto a ventajas<br />
materiales, etc. A este peligro de regresión, las sectas tratan de remediar<br />
manteniendo visitas regulares de pastores a las comunidades, invitando<br />
líderes religiosos a sus concentraciones en ciudades, organizando cursos<br />
en algunas comunidades y distribuyendo bienes entre sus feligreses. La<br />
religión se sustenta en servicios y bienes “de este mundo” y alimenta<br />
la fe con esperanzas en beneficios no sólo espirituales, sino también<br />
materiales.<br />
Una comunera de Brillo Nuevo y fiel miembro y responsable<br />
de la Iglesia Bautista de su comunidad, nos mostró un día<br />
con orgullo su nuevo vestido que “mi gringo”, dijo, le había<br />
regalado cuando había participado en Iquitos en un curso de