CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:54 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />
estos grupos se mantienen, como el que se ha convertido al<br />
proyecto de albergue eco-turístico, otros han desaparecido<br />
junto con el fracaso de los proyectos (crianza de pequeños<br />
animales, de chanchos, piscigranjas inacabadas, etc.). Las<br />
estructuras de solidaridad tradicionales se mantienen hasta<br />
cierto grado en la organización de las fiestas tradicionales, en<br />
las que los miembros del linaje del dueño de baile cooperan,<br />
apoyados por los aliados matrimoniales, mientras otro dueño<br />
de baile o cantante sabedor ubicado en otra comunidad<br />
agrupa a los invitados: los miembros de su linaje y de su<br />
comunidad. En este caso también, las relaciones de parentesco<br />
tienen tendencia de ser sustituidas por las relaciones de<br />
corresidencia. De esta manera, el curaca de Pucaurquillo<br />
huitoto, para organizar una fiesta, se apoya sobre la<br />
colaboración de todos los comuneros corresidentes (parientes<br />
y no parientes) voluntarios (de los que los evangélicos se<br />
excluyen) en la preparación de la fiesta, ya que no dispone<br />
de una familia extensa alrededor de su propio linaje que le<br />
aportaría la suficiente mano de obra. 12<br />
En Santa Rosa hemos observado mingas que reúnen un<br />
número de personas variables que hacen difícil hablar de<br />
grupos constituidos de solidaridad. Frente a esta informalidad,<br />
se ha dibujado últimamente la tendencia de reglamentar la<br />
reciprocidad constituyendo “ruedas” que están conformadas<br />
por un número determinado de personas que trabajan según<br />
un cronograma preestablecido en favor de cada uno de sus<br />
miembros. En la medida en que las ruedas — a diferencia<br />
de las mingas — trabajan sin aporte de alimentación y con<br />
un control escrito y estricto de los servicios de reciprocidad<br />
personales, vemos en esta institución una racionalización de<br />
los principios de la reciprocidad y de la rentabilidad que debe<br />
12 Detrás de muchas de estas colaboraciones “voluntarias” se pude detectar la pertenencia a una rama lejana<br />
del mismo clan del curaca (Ereiai “Oso hormiguero, Irapay”), aunque, a diferencia de lo que ocurre entre<br />
los Huitoto de Colombia, en el Perú, la organización clánica y la conciencia de pertenecer a determinado<br />
clan han desaparecido en la mayoría de los jóvenes, y hasta entre los adultos se constatan a menudo dudas.<br />
Es probable que este “olvido” se deba en gran parte a la formación de las “comunidades nativas” que, en su<br />
proceso histórico y migratoria, han agrupado en una misma localidad miembros de diferentes clanes, sobrevivientes<br />
del etnocidio cauchero (Gasché 1982). En Colombia, en cambio, después del etnocidio, los clanes<br />
han en gran númaro vuelto a sus territorios antiguos, donde vivían de manera dispersa por clanes y sus linajes,<br />
reconstituyendo así su organización social y territorial clánica (clanes/linajes patrilocales).