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CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir

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TOMO I:198 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />

cuando el liderazgo electivo así adoptado carecía, y en muchos casos sigue<br />

careciendo, de una autoridad que “obligara” a todos los comuneros. Las<br />

iniciativas productivas individuales no fueron tomadas simultáneamente<br />

por todos los comuneros. Aun cuando los préstamos para el cultivo del<br />

arroz y el yute eran un incentivo poderoso por permitir el consumo<br />

inmediato y repetido de la familia del prestatario, no todos los comuneros<br />

se lanzaron juntos para aprovechar esta oportunidad. Fue un proceso en<br />

que ciertos comuneros, primero, preferían observar el éxito de la operación<br />

emprendida por un vecino. En el caso de la coca, el cultivo mercantil se<br />

extendió en la medida en que los narcotraficantes colombianos lograban<br />

establecer contactos personales con ciertos comuneros, promover el<br />

trabajo mediante adelantos y asegurar su continuación comprando<br />

regularmente el producto. La ilegalidad y el secreto impidieron que esta<br />

actividad se generalizara, aun cuando un gran número de comuneros<br />

se dejó seducir por esta oferta. El mercado constante de la artesanía se<br />

estableció poco a poco al ritmo de la consolidación de las relaciones con<br />

las empresas turísticas visitantes y del aumento de las visitas a Iquitos de los<br />

comuneros con el objetivo de comercializar directamente sus productos<br />

en las tiendas especializadas. De la misma manera, la venta directa de<br />

productos hortícolas o forestales (frutos silvestres) en las ciudades<br />

cercanas o en Iquitos se estableció progresivamente en la medida en que<br />

los comuneros se familiarizaron con el medio urbano y su mercado, del<br />

cual los patrones, como intermediarios, les habían tenido apartados.<br />

Los cambios religiosos podían ser más rápidos entre ciertas personas<br />

convencidas por los discursos de los misioneros, pero estaban sometidos a<br />

vacilaciones, avances y regresiones. Los cambios políticos — la formación<br />

de la solidaridad comunal y la sujeción a una instancia coordinadora —<br />

era un proceso muy lento que hasta hoy en día no está acabado. Los<br />

cambios técnicos — el acceso a motores, casas de tablas y con calamina,<br />

electrodomésticos — estaban sujetos a oportunidades del mercado<br />

(madera, coca) o de trabajo (el magisterio, enfermero, contratos laborales)<br />

y su permanencia dependía de la repetición de estas oportunidades que<br />

permitían reparar estos implementos o reemplazarlos.<br />

En todo este panorama notamos que los ritmos del cambio son lentos<br />

si consideramos la dimensión comunal en la cual los cambios se socializan<br />

y afectan la vida de toda la comunidad. El mediano plazo — 5 años y más<br />

— parece una medida mínima adecuada para poder hablar de cambios.<br />

Eso contradice directamente los planes de los proyectos de desarrollo<br />

(tanto del Estado como de las ONGs y sus financieras) que pretenden<br />

generalmente producir cambios en un lapso de tres años. Tal previsión

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