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CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir

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TOMO I:168 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />

han cobrado un sueldo (p.ej. como dirigente regional). Un<br />

enfermero, remunerado por el Estado, empezó a construir<br />

su casa de ladrillos. Los maestros de Sta. Rosa no son de la<br />

comunidad, lo que explica en parte la falta de inversión en<br />

la modernización de la vivienda. Pero, en general, se observa<br />

poco interés en cambiar el estándar de las viviendas.<br />

La necesidad de contactos personales con el mercado urbano<br />

hace que aquellas familias que tienen parientes en la ciudad — lo que<br />

ocurre tanto en el Ampiyacu como en el Bajo Ucayali — tienen ventajas<br />

económicas y sociales en comparación con las familias que carecen de<br />

tales vínculos familiares. Los miembros urbanos de una familia permiten<br />

al vendedor y visitante rural alojarse gratuitamente y facilitan su búsqueda<br />

del mejor mercado gracias a sus relaciones sociales y el conocimiento<br />

de la economía de la ciudad. Pero aun estas ventajas comparativas no<br />

han logrado introducir diferencias notables en el estándar de vida de las<br />

comunidades. En Iquitos, la creación del “hogar nativo” por el CAAAP<br />

ha brindado alojamiento barato a los indígenas de visita en la ciudad.<br />

Sólo en raros casos sobrevivió la habilitación hasta hoy en día y sólo<br />

ocasionalmente, ya no como una relación duradera, pero en un campo<br />

precisamente de mayor peso económico, el de la extracción de madera.<br />

Sin embargo, aun en estos casos observamos cambios importantes. Por<br />

un lado, los comuneros han ganado el control sobre el cumplimiento de<br />

la oferta del “patrón”; si éste no cumple, la madera debida no se le entrega<br />

por completo, como ocurrió en una última faena en Sta. Rosa. Por otro<br />

lado, algunos indígenas se vuelven sub-habilitadores bajo la habilitación<br />

de uno de sus dirigentes comunales, como ocurrió en Pucaurquillo en<br />

2002/3, y como tales pagan jornales a otros indígenas. Los bosquesinos,<br />

en ambos casos, se han apropiado parcialmente el proceso de habilitación,<br />

controlando el balance de pago o asumiendo ellos mismos responsabilidad<br />

en el proceso. El mestizo intermediario siempre queda presente en el<br />

proceso, pero su libertad de acción se ha restringido, diríamos “su<br />

capacidad de explotación”, a lo que a menudo el bosquesino remedia<br />

incumpliendo sus compromisos cuando eso le sale más ventajoso:<br />

El habilitador de Sta. Rosa no entregó ni el pago individual<br />

completo, ni el apoyo prometido a la comunidad (batería y<br />

petroleo para el generador), pero perdió los últimos trozos<br />

que se le debían entregar.

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