CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:196 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />
en otra, a pesar de la percepción clara de la escasez — nos sirve de índice del<br />
que deducimos que el “potencial de desarrollo” socio-cultural, observado<br />
objetivamente en las realizaciones materiales y expresado subjetivamente<br />
por los actores, no es el mismo en ambas regiones. En el Ampiyacu, las<br />
iniciativas ya tomadas reflejan las conclusiones sacadas de un análisis de<br />
la escasez de ciertos recursos naturales por una parte de la población.<br />
Su ejemplo puede motivar poco a poco a otros comuneros, igualmente<br />
conscientes de la escasez, a tomar las medidas correspondientes. Parece que<br />
estamos en la fase inicial de un proceso capaz de extenderse. La extensión,<br />
sin embargo, encuentra su límite en aquellos comuneros que argumentan<br />
que sus hijos, en el futuro, ya no van a vivir en la comunidad, y que no<br />
están dispuestos a sembrar para que otros cosechen. En el Bajo Ucayali,<br />
tal proceso — si ya se puede hablar de proceso — sería embrionario en<br />
una comunidad, en otra, inexistente, pues en Sapuena los comuneros<br />
no afirman otra alternativa frente a la escasez que emigrar a otro sitio o<br />
comprar los recursos que faltan en otra comunidad.<br />
Esta diferencia nos demuestra que las condiciones objetivas y los<br />
factores subjetivos que favorecen la implementación de incentivos<br />
para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad no son los<br />
mismos en ambas regiones, y qué elementos cabe tomar en cuenta para<br />
diagnosticar tal diferencia. Frente a limitaciones comunes y claramente<br />
identificadas — la escasez de ciertos recursos naturales — una población<br />
ha integrado en su lógica de vida nuevos elementos: en sus motivaciones,<br />
las frustraciones que causan el acceso cada vez más difícil y azaroso a<br />
estos recursos y la pérdida de fuentes de ingreso y de alimentos; en sus<br />
acciones, la plantación y el manejo de especies silvestres en chacras y<br />
purmas, es decir, integrándolas en el ciclo horticultural tradicional; en<br />
sus operaciones, el manejo rutinario de semillas y plantones de especies<br />
forestales según el modelo conocido de las especies domésticas; en sus<br />
finalidades, el beneficio a largo plazo, inclusive, no para si mismo, sino para<br />
los hijos; y en sus priorizaciones, la ampliación de las actividades horticosilvi-culturales,<br />
que se adecuan al ciclo laboral anual, se desarrollan en los<br />
terrenos de altura tradicionalmente cultivados y son, desde luego, parte<br />
del gusto de trabajo dentro del abanico de la pluri-actividad habitual. La<br />
aceptación de actividades de manejo de la biodiversidad, que implica que<br />
un resultado a largo plazo sea motivador, se ve probablemente facilitada<br />
por esta evolución de la lógica de vida que observamos por lo menos en<br />
una parte de la población del Ampiyacu.<br />
La otra población no ha cambiado su lógica de vida (con pocas<br />
excepciones) para remediar a la escasez. Sus miembros se contentan o