CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:90 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />
propias experiencias técnicas (que el promotor generalmente desconoce).<br />
O por decirlo de otra manera, conforme a nuestro marco teórico, los<br />
promotores e ingenieros usan una forma de discurso profesional a la<br />
que los bosquesinos no están acostumbrados y que no comprenden o<br />
sólo parcialmente. Aquí comprendemos la importancia que tiene el<br />
concepto de “forma de discurso” que más arriba hemos introducido.<br />
No es suficiente compartir una misma lengua para entenderse. Si dos<br />
interlocutores no hablan con la misma forma de discurso – como en el<br />
caso del ingeniero y del bosquesino – no se crea comprensión mutua<br />
entre ellos 19 . Desde luego, los ingenieros y promotores que van a trabajar<br />
en comunidades bosquesinas deben aprender las formas de discurso que<br />
manejan los bosquesinos, y eso con todas sus asociaciones de ideas y<br />
lógica propia, a fin de articular sus contenidos con la racionalidad y la<br />
capacidad de comprensión bosquesinas.<br />
Existen, sin embargo, promotores y profesionales que tienen una<br />
larga experiencia en el diálogo con comuneros bosquesinos, que han<br />
aprendido hablar su lenguaje, que han observado las técnicas utilizadas<br />
por los bosquesinos y que tratan de adecuar su forma de discurso al la<br />
que han observado en las comunidades. A ellos les es más fácil hacerse<br />
entender por los comuneros, pero subsisten dos obstáculos que podemos<br />
analizar en los siguientes términos.<br />
Aunque el promotor use solamente palabras comprensibles para<br />
los bosquesinos, es necesario reconocer que aquellas que significan una<br />
innovación técnica no tienen el mismo sentido práctico para ambos<br />
actores. Por ejemplo: A fin de añadir una plusvalía al arroz producido<br />
en una comunidad, un proyecto propone introducir un molino de<br />
arroz. El término “molino de arroz” tiene el mismo sentido lexical para el<br />
bosquesino y el promotor. Al escuchar la palabra, ambos ven el mismo<br />
objeto técnico; aparentemente, se entienden. Pero mientras el promotor<br />
asocia a la palabra todo el manejo técnico, social y económico que debe<br />
acompañar la instalación de este molino y que él conoce por ser parte<br />
de su proyecto, el comunero bosquesino ignora este sentido práctico<br />
y, si acepta el proyecto del promotor, recién después, al experimentar<br />
las obligaciones técnicas, sociales y económicas cuando quiere hacer<br />
funcionar el molino de manera regular, descubre todo lo que implica en<br />
la práctica diaria el manejo de este instrumento. Al inicio, ha aceptado<br />
el molino, pero sin conocer concretamente las tareas y responsabilidades<br />
nuevas que tiene que asumir para hacerlo funcionar. Y cuando las<br />
19 Ver una descripción de esta falta de comprensión mutua en el artículo de Carlos Suárez reproducido al final<br />
de este volumen y que tiene el título “El Ingeniero, el Proyecto y la Comunidad”.