CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:80 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />
donde se planifican los trabajos comunales que se realizan<br />
los sábados y donde se toman acuerdos sobre asuntos comunes<br />
que no siempre son respetados por todos. La asociación de<br />
folclor tiene sus propias reuniones en las que organiza sus<br />
eventos y su participación en festivales. La Federación de<br />
Comunidades Nativas del río Ampiyacu (FECONA) toma<br />
sus decisiones colectivas en sus congresos dos veces al año, —<br />
decisiones que son transcritas en el libro de actas. Sin embargo,<br />
se nota que estas decisiones, aunque escritas, a menudo no<br />
son respetadas ni por los pobladores de la cuenca, ni por<br />
los congresos ulteriores, lo que es una señal de la eficiencia<br />
muy relativa que tiene lo escrito en el medio bosquesino.<br />
Tradicionalmente, para los Huitoto, Bora y Ocaina, el patio<br />
de la coca en la maloca era el lugar donde se tomaba, de<br />
noche y entre hombres, las decisiones que comprometían a los<br />
miembros de un patrilinaje corresidente (maloca).<br />
En la comunidad de Santa Rosa un comunero vendió su<br />
terreno titulado a su vecino en base a un contrato puramente<br />
oral. Se convino que el comprador pagaría una mitad del<br />
precio con el producto de su próxima cosecha de arroz. El<br />
resto lo pagaría de manera fraccionada en función de sus<br />
ingresos de la piscigranja y de otras actividades productivas.<br />
El trato no se cumplió como acordado, pues, por el daño<br />
de las ratas, la cosecha de arroz era menor que previsto y<br />
el nuevo dueño no pudo pagar la mitad del precio fijado.<br />
Han pasado tres años sin que hubiese nuevo pago porque<br />
el antiguo dueño se ausentó de Requena. Sin embargo, el<br />
deudor sigue consciente de su compromiso y sabe que un día<br />
tendrá que pagar. No pone en duda su obligación, pues más<br />
tiene que perder él que el vendedor, en vista que los terrenos<br />
titulados por el Estado oficialmente no son vendibles y no<br />
existía documento escrito alguno entre los dos negociantes.<br />
Para convocar a una “minga” en Santa Rosa existen<br />
varias modalidades orales: o el dueño visita las casas de las<br />
personas más allegadas a él y les pregunta qué hace tal día,<br />
si el interlocutor no ha previsto nada, entonces lo invita a<br />
su minga y la propuesta es aceptada; en caso contrario, la