CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:38 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />
ocupa el hablante. Para el Ministro del Interior, “policía”, tiene otro sentido<br />
que para el ciudadano común y corriente. La palabra “ingeniero” tiene<br />
un sentido diferente para otro ingeniero y para el bosquesino. En ambos<br />
casos, el sentido diferente nos indica que se trata de una relación social<br />
diferente aunque tenga el mismo nombre. Y esta diferencia se manifiesta<br />
en la conducta de las personas: Para el Ministro del Interior, el policía es<br />
su subalterno, sobre el cual él tiene autoridad y mando; para el ciudadano,<br />
el policía representa una autoridad, que le puede imponer su voluntad.<br />
Entre ingenieros, las personas se tratan como iguales, como “colegas”<br />
(un término que se aplica entre personas de una misma profesión, que<br />
trabajan en una misma institución en el mismo grado de jerarquía o entre<br />
personas de un mismo grado académico); pero el bosquesino ve en el<br />
“ingeniero” una autoridad; y las conductas de las personas varían según<br />
tienen trato con un superior, con un igual o con un inferior, o con un<br />
niño, un jovencito o un anciano, etc. Podemos comparar las conductas<br />
sociales que corresponden a una relación social a las conductas de los<br />
futbolistas que obedecen, a la vez, a las reglas del juego y a la posición que<br />
ocupa el jugador en el juego. Cada sociedad tiene sus reglas de conducta<br />
que orientan las conductas de cada miembro de la sociedad en función<br />
del rol o de la función que cumple en ella. Estas reglas de conducta una<br />
persona generalmente las aprende desde la niñez y, en parte, durante toda<br />
su experiencia de vida; no son reglas escritas sino trasmitidas por consejos<br />
o imitación de ejemplos observados. Desde luego, para comprender una<br />
relación social, tenemos, a la vez, que conocer cómo se llama (que palabra<br />
usamos para hablar de ella) y observar las conductas de la gente, para<br />
definir el “valor” de la relación. Por lo tanto, cada relación social tiene<br />
un valor social, que podemos descubrir observando las conductas de las<br />
personas implicadas en la relación, analizándolas y dando cuenta de ellas.<br />
El valor social de una relación social consiste, entonces, en las conductas<br />
que una persona ha aprendido a asociar al nombre de la relación en su<br />
proceso de socialización desde que nace hasta que muere.<br />
En este proceso de la vida, el valor de las relaciones sociales cambia<br />
aun cuando el nombre de la relación permanece. Un hijo siempre llamará<br />
“madre” a la persona que le ha dado a luz, pero su conducta hacia la madre<br />
cambia a lo largo de su vida. De un estado de dependencia completa, el<br />
joven va a independizarse, fundar su propio hogar y, tal vez, tener más tarde<br />
que asumir el sustento de su madre anciana que se vuelve dependiente<br />
de él. De la misma manera, un joven que estudia y se hace profesional<br />
cambia el valor de sus relaciones sociales en la medida en que integra un<br />
colegio de profesionales y asume funciones docentes, administrativas o