CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:174 • <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>BOSQUESINA</strong><br />
las expectativas de los productores, pero sin que esta frustración ponga<br />
un límite a su producción, pues la regularidad de su posibilidad de venta<br />
procura un ingreso modesto pero continuo que asegura el consumo<br />
cotidiano modesto de bienes de uso diario (arroz, aceite, azúcar, sal,<br />
fósforo, kerosene, etc.).<br />
La adopción de la producción artesanal incidió más sobre el modo de<br />
trabajo femenino que masculino. Son las mujeres las responsables de los<br />
nuevos aprendizajes, imitaciones e innovaciones. Los hombres asumen<br />
algunos pasos en los procesos técnicos o participan en ellos (recoger y<br />
sacar la llanchama, la madera de balsa y la chambira), pero sus aportes<br />
son mínimos (escultura de animales de madera, a veces de manguarés<br />
en miniatura, fabricación de remos). A menudo los niños a partir de 6<br />
años ayudan en los diferentes procesos de fabricación y, cuando tienen<br />
un poco más de edad, producen ellos mismos artesanías. Dedicándose a<br />
la artesanía, las mujeres han dado un nuevo valor a su tiempo doméstico,<br />
que, en algunos casos, como dijimos, entra en competencia con el<br />
tiempo hortícola. Tradicionalmente, el tiempo doméstico femenino era<br />
enteramente absorbido por el cuidado de los hijos y la preparación de los<br />
alimentos, sobre todo, la transformación de la “yuca brava” (venenosa) en<br />
“casave”, el pan diario de los Bora, Huitoto y Ocaina, que solía empezar<br />
alrededor de las cuatro de la mañana y que es una actividad consumidora<br />
de tiempo y de energía física. El trabajo artesanal sólo pudo ser integrado<br />
en las actividades cotidianas a expensas de la producción culinaria, y en<br />
particular de la producción de los dos pilares de la alimentación diaria: el<br />
casave (gran galleta de yuca brava) y la cahuana (mazamorra de almidón<br />
de yuca). No es que estos productos hayan desaparecido del todo, pero<br />
su disponibildad y consumo se han hecho más escasos, y eso a tal punto<br />
que hoy en día se puede observar en Pucaurquillo, en ciertos días, a<br />
mujeres que recorren el pueblo vendiendo casave (S./ 1.00 una galleta<br />
de tamaño regular, lo que ciertamente es una baja remuneración por un<br />
trabajo esforzado). El menú diario ya no es obligatoriamente el casave y la<br />
cahuana junto con carne, pescado y tucupí (la salsa picante hecha del jugo<br />
de la yuca brava), sino más variado: plátano, yuca dulce, y hasta arroz,<br />
siempre con carne o pescado, pero a veces falta el tucupí. La yuca dulce,<br />
que se come hervida o asada, se ha hecho popular porque es la base del<br />
“masato” que hoy en día suele de preferencia — por su tenor alcohólico<br />
— acompañar las mingas, — una costumbre que los Bora, Huitoto y<br />
Ocaina han adoptado de la población ribereña del Amazonas. Se trata<br />
aquí de un nivel cultural de cambio inspirado no de la vida urbana, sino<br />
de la población bosquesina vecina y que ha dado una nueva forma al