CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir
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TOMO I:191<br />
— como vimos — no era más que la vieja habilitación con nueva ropa,<br />
en el caso del arroz y el yute), por un ingreso fuera de lo común (coca), o<br />
una lenta y larga experiencia de mercado con ingresos regulares aunque<br />
modestos (turismo, artesanía). En todos los casos, los mayores ingresos<br />
fueron invertidos en un mayor consumo, que eventualmente modificó el<br />
estándar de vida por permitir nuevos hábitos de consumo al conjunto de<br />
los comuneros; nunca fueron capitalizados. Lo mismo se observa con los<br />
ingresos “oportunistas”, momentáneos y más importantes que procuran<br />
las faenas de madera, de leña, de caza o de pesca.<br />
En este proceso se nota que la motivación económica, monetaria,<br />
ha llevado a sólo menores innovaciones técnicas en la producción<br />
(cosecha de yute, producción de pasta básica de cocaína, mejor calidad<br />
de productos artesanales), aunque, sí, a la adopción de motores, radios,<br />
y eventualmente televisores y otros electrodomésticos; es el consumo que<br />
introdujo nueva tecnología, no la producción (salvo últimamente con la<br />
adquisición de algunas motosierras en el Ampiyacu).<br />
Cambios en las relaciones sociales<br />
Los cambios en las relaciones sociales han sido lentos – “insensibles”,<br />
como dijimos – y no previsibles por los actores. El mayor contenido de<br />
libertad que adquirió la unidad doméstica encargándose de su propia<br />
comercialización iba a la par con la apropiación de bienes del mercado<br />
que generalmente escapan a la tradicional solidaridad distributiva. Ésta,<br />
sin embargo, se mantiene en la vida cotidiana en grupos restringidos y<br />
en lo que toca a la alimentación. Al mismo tiempo, fuera de estos grupos<br />
restringidos, se ha establecido un sector de compra-venta de alimentos,<br />
a veces cocinados, en el seno mismo de la comunidad. Así mismo, a la<br />
solidaridad laboral se ha sustituido casualmente el pago monetario del<br />
trabajo (en el caso de la cosecha de arroz en Sta. Rosa), cuando, por<br />
otra parte, la solidaridad laboral sigue practicándose ampliamente e<br />
inclusive, en Sta. Rosa, se ha formalizado y racionalizado en la “rueda”<br />
(ver arriba). Las relaciones monetarias se han introducido en las relaciones<br />
entre comuneros, pero sin afectar los valores sociales fundamentales que<br />
garantizan la seguridad de vida de todos los comuneros. A pesar de disponer<br />
de préstamos, los productores de arroz y de yute han seguido usando la<br />
fuerza de la solidaridad laboral convocando sus colaboradores mediante<br />
la “minga”, en vez de pagar jornales. En la medida en que el campo de<br />
la propiedad privada se ha ampliado y restringido el del compartir, los<br />
comuneros notan un cambio en los valores cuando observan hoy en día<br />
un “mayor egoísmo”. La generosidad como valor bosquesino tradicional