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CIES SOCIEDAD BOSQUESINA - digeibir

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TOMO I:283<br />

encarga el trabajo a alguien de la comunidad y 100 si lo hace el señor<br />

Mera. Samuel es taxativo: “Esto es lo que quiere el pueblo, esto es lo que<br />

quiere la gente”. Aunque sólo habla él, aunque sólo él hace expresa una<br />

postura crítica, nadie sugiere una postura alternativa. Miguel se une a<br />

Samuel: “Estamos trabajando aquí en este pueblo, no en la ciudad. El<br />

trabajo no es del señor Mera”.<br />

Los comuneros no se fían del señor Mera porque piensan que puede<br />

hacer alguna “pendejada”, ya que en estos momentos el señor Mera tiene<br />

unos documentos y un sello de la comunidad, y les preocupa el uso<br />

que de ellos pueda hacer. Se acuerda sin una voz en contra que el señor<br />

Mera no será el despachador. El problema es que la persona que iba a<br />

ser despachador ya no va a serlo; se trata de Eloy, que habla casi con<br />

lágrimas en los ojos: “Para mí fue un dolor, una punzada en el corazón<br />

que le nombraran al señor Mera. No me lo dijiste ese día”. Está airado,<br />

con el entrecejo fruncido, como un niño. El Ingeniero se defiende: “En<br />

ningún momento ha sido intención darte un pinchazo en el corazón.<br />

Cuando decidimos lo que íbamos a hacer tratamos de encontrarte para<br />

decirte lo que íbamos a hacer, pero no pudimos ubicarte”. Samuel se<br />

levanta indignado: “A mi tío Eloy le has buscado después de nombrar<br />

despachador a otra persona, entonces antes que nombres a otro tenías<br />

que haberle explicado bonito. Nosotros hemos nombrado y parece que<br />

usted se ha burlado de esta persona”. Reinón, que es más tranquilo,<br />

abunda: “Usted tenía que haber conversado con el pueblo para nombrar<br />

a Mera”. Reinón y Samuel usan la expresión “pinchazo en la espalda”. El<br />

Ingeniero se defiende: “Yo sé que ustedes tienen desconfianza. Quiero<br />

que me tengan confianza y yo se lo voy a demostrar”. Pero Reinón le<br />

corta y recuerda las épocas del patrón: “Mi papá trabajaba con Damián<br />

Tello: mataba cincuenta huanganas y recibía tres pantalones. Yo tengo<br />

que saber un poco más”. Samuel y Esteban siguen: “Hay que firmar ya<br />

que el señor Mera no será el despachador”. Ambos están exaltados, y<br />

exigen que se firme inmediatamente en el libro de actas.<br />

El Ingeniero, que no se ha achicado en absoluto, pide a los<br />

comuneros que se elija al nuevo despachador: “Busquemos a la persona<br />

ideal, que maneje las calculadoras, que entre en las oficinas, que patee<br />

por sus derechos. Hay que buscar a la gente más adecuada. Se creen<br />

que porque uno es nativo pueden decirle que se siente”. Y agrega: “Un<br />

requisito principal es que tenga el DNI al día”. Samuel precisa: “Hay que<br />

hacer elección para despachador o despachadora”. El Ingeniero le pide al<br />

jefe que presente un candidato. “Mi candidato es Eloy”. Pero Eloy salta<br />

presa de la indignación. “¡No puede ser!”. Reinón propone a Esteban.

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