12.05.2013 Views

vL Mi 1^1

vL Mi 1^1

vL Mi 1^1

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CAPITULO IV.<br />

JERUSALEN,<br />

Antes de penetrar en el recinto de la ciudad santa, lancemos una<br />

ojeada sobre su pasado.<br />

Este capítulo debe ser el itinerario que guíe al lector en el trascurso<br />

de la presente obra.<br />

El pueblo hebreo necesitaba fundar una ciudad fuerte, que fuera la<br />

capital donde se sentara el trono de sus señores, el refugio de aquellas<br />

huestes que desde la salida de Egipto iban errantes en busca de la<br />

tierra prometida.<br />

Adonisech, uno de los cinco reyes vencidos por Jdsué, se fortifica<br />

con su pueblo, los jebusinoS; en el monte Sion.<br />

Desde esta fortaleza inexpugnable desafía y se burla del ejército<br />

de David.<br />

— Los cojos y los ciegos — les grita Adonisech — son los que<br />

mandaré sobre tí. Ellos bastarán á exterminarte.<br />

David, el rey de la guerra, el elegido del Señor, desprecíalas bravatas<br />

del jebuseo, asalta la fortaleza, pasa á cuchillo la guarnición,<br />

según la bárbara costumbre de entonces, y el ejército vencedor<br />

acampa sobre los montes de Sion, Acra y Moría.<br />

El rey poeta contempla desde la cumbre á su ejército acampado.<br />

La luna ilumina con sus rayos de plata aquel cuadro sublime.<br />

David empuña el arpa y eleva á Jehová el canto de triunfo. Los<br />

dulces acordes del instrumento, las vibrantes melodías déla voz privilegiada<br />

del rey, van á perderse en alas de la brisa nocturna entre<br />

las florestas de Gaboad y en las cóncavas rocas del Despeñadero de<br />

los Cadáveres.<br />

El dulcísimo eco de aquel canto ha llegado hasta nosotros.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!