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DEL GÓLGOTA 81<br />

» cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, cuando hubo<br />

» una gran hambre por toda la tierra; mas á ninguna de ellas fué<br />

» enviado Elias sino á la viuda Serepta, hija de Sidonia. Muchos le-<br />

» prosos habia en Israel en tiempo de Elíseo, profeta: mas ninguno<br />

» de ellos fué limpiado sino Naaman de Siria. »<br />

Los nazarenos, indignados ante la verdad de estos ejemplos que<br />

Jesús arrancaba de la historia para reprender su incredulidad, comenzaron<br />

á amenazarle con los puños cerrados, y á murmurar en<br />

voz baja.<br />

La dulzura de Cristo les irritaba más, llegando por fin en su ciego<br />

furor á arrojarle de la Sinagoga.<br />

Jesús fué arrastrado por la muchedumbre hasta la cima de un<br />

monte.<br />

Algunas manos impías empujaron el divino cuerpo de Jesús para<br />

precipitarle en el abismo.<br />

Pero El, sereno ante el peligro, humilde ante el insulto, tranquilo<br />

ante la amenaza, abarcaba con una dulcísima mirada<br />

aquella turba loca, rogando en silencio á su Santo Padre por<br />

ella.<br />

El poder de su mansedumbre humilló á los soberbios.<br />

Cristo pasó por medio de ellos, y con planta segura comenzó á<br />

descender por la pendiente del abismo; sitio por donde ningún<br />

hombre se hubiera atrevido á bajar.<br />

Algunos dias después llegó á un pueblo situado al extremo setentrion?!<br />

del lago de Genesareth.<br />

Aquel pueblo se llamaba Cafarnaum, esto es, pueblo del consuelo.<br />

Allí cura á un endemoniado y sana de las fiebres á la suegra de<br />

Simón.<br />

La gente se atrepella por ver al Divino Maestro.<br />

Todas las tardes, á esa hora en que los últimos rayos del sol poniente<br />

se extienden sobre el tranquilo mar de Tiberiades, Jesús, sentado<br />

sobre una roca, rodeado de una multitud sedienta de sus<br />

palabras, que penetraban en todos los corazones, llama hacia sí á<br />

los afligidos, á los desgraciados,<br />

¡Oh! ¡ Cuántos recuerdos de su dulce é infinita bondad conservan<br />

las santas riberas de aquel lago elegido por Dios!

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