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DEL GÓLGOTA 14Í<br />

caba en un lecho desangre, miéntiasél, con la misma indiferencia<br />

que si nada hubiera hecho, sentado sobre una piedra, se entretenía<br />

en contar el dinero, sin hacer caso de los lamentos del viejo, el cual<br />

nos dijo antes de morir que Barr-Abbas le habia herido. Nosotros<br />

entonces nos apoderamos de él, y como nos habías citado en este<br />

barranco, te le presentamos para que hagas lo que mejor te plazca<br />

de ese miserable.<br />

Dímas, que habia escuchado la narración del bandido con los brazos<br />

cruzados sobre el pecho y la mirada fija en Barr-Abbas, que<br />

temblaba de miedo, dijo secamente :<br />

— Las víboras se aplastan para que no emponzoñen la carne sana<br />

con sus mordeduras. Degolladle.<br />

El bandido que habia hablado sacó su ancho cuchillo de la vaina,<br />

y dijo acercándose al árbol :<br />

— Voy á hacer á ese lobo la honra de degollarle. Lo siento por<br />

mi cuchillo, que no se verá nunca, aunque le afile, limpio de tal<br />

mancilla.<br />

— ¡Dímas, eres un cobarde! — exclamó Barr-Abbas. — Si roe<br />

hallara sólo contigo en los montes de Judá, me dejarías el paso fniieo<br />

y te quitarlas el turbante para saludarme.<br />

Y diciendo esto, escupió en el rostro al capitán.<br />

La mirada bondadosa de Dímas despidió un rayo de luz siniestra.<br />

Su rostro se tiñóde color de sangre, y sacando rápidamente el cuchillo<br />

de la vaina, exclamó con voz de trueno :<br />

— ¡ Soltad á ese hombre !,., ¡ soltadle !,..<br />

Y como viera que nadie le obedecía, se abalanzó sobre Barr-<br />

Abbas, y cortando las ligaduras que le tenían sujeto al árbol, volvió<br />

á exclamar :<br />

— ¡Ya eres libre... libre como yo!... ¡ Dadleun cuchillo ! ¡Defiéndete,<br />

porque voy á matarte I<br />

Dímas alzó la frente con fiereza, y con la mirada del león irritado<br />

esj)eró á su contrario.<br />

Barr-A! b is, aunque estaba suelto, no se movia del sitio.<br />

Los ojos, el ademan de Dímas, le aterraban,<br />

— ¡ Defiéndete, miserable ! — voLi('t á deeir el capitán.<br />

Y como para enardecer el valor de su contrario, le dio una terrí-

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