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DEL GÓLGOTA 257<br />

los hombres, los descendientes de aquellos bravos que habían conquistado<br />

el mundo, también buscaban un apoyo que sostuviera sus<br />

cansadas fuerzas \<br />

No era extraño encontrar en medio de aquella alegre y resplandeciente<br />

reunión al impasible filósofo que envuelto en su raido<br />

manto, miraba con desprecio aquella vanidad de la tierra, y al suplicante<br />

mendigo que gozaba mezclando el repugnante hedor de<br />

sus harapos con el aromático perfume de las cortesanas.<br />

Pero estos fantasmas que la ciencia y la miseria hacían pasar<br />

ante los soñolientos ojos de las corrompidas cortesanas, se disipaban<br />

pronto.<br />

Al mendigo le arrojaban una moneda, al filósofo una sonrisa de<br />

desprecio; después la nube se disipaba, el placer sonreía sobre sus<br />

cabezas, y el dios ciego, haciéndoles olvidar el alma, les presentaba<br />

de lleno los encantos de la materia.<br />

Así pasaba dos horas la elegante sociedad de Roma, hasta que<br />

el sol, hundiéndose por completo tras las espaldas de Occidente,<br />

dejaba su imperio á la noche_, que extendia su lúgubre manto sobre<br />

las tumbas y los palacios de la vía Appia.<br />

Entonces aquel sitio quedaba desierto,<br />

Roma tornaba á recibir en su seno á sus alegres hijos.<br />

Los placeres no habían terminado.<br />

La noche tenia también sus encantos en la ciudad del Tíber.<br />

Los bufones de Grecia, las bailarinas de Cádiz, los gladiadores de<br />

África, el cómico Pílade, el mímico Batilo, las boas, los tigres, los<br />

leones, los elefantes, los leopardos, llegaban diariamente á la patria<br />

de Rómulo para entretener el ocio de los afortunados hijos de<br />

la loba.<br />

Augusto habia fundido su vajilla, conservando solamente un<br />

vaso, herencia de su tío Julio César, y ciento cincuenta millones<br />

de sextercios* se invirtieron en teatros, hipódromos y en la via<br />

Flamini.<br />

Augusto quiso ver feliz á su pueblo, y el sabio emperador no encontraba<br />

obstáculo para conseguirlo.<br />

1. Mecenas, el amigo de Augusto, el protector de Virgilio y Horacio, caminaba<br />

siempre apoyado en las espaldas de dos robustos esclavos,<br />

2. Seis millones de pesos.

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