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166 EL MÁRTIR<br />

— ¡Oh, Madre feliz! — prosiguió el anciano después de una pausa.<br />

— Tu Santo Hijo será el sol resplandeciente que espante las tinieblas<br />

que envuelven á Israel. Objeto de gloria para unos, motivo de<br />

perdición para otros, su santo nombre será el alimento del débil,<br />

el temor del fuerte; y Tú, que le llevaste en tu seno, verás traspasada<br />

tu alma maternal por la acerada punta de cien espadas.<br />

Cada vez más admirada María de las profecías del anciano, le miraba<br />

sin despegar los labios, como si á través de sus misteriosas,<br />

palabras viera el doloroso porvenir que loséielos la destinaban.<br />

Habia entonces en Jerusalen una mujer entrada en años llamada<br />

Ana la Profetisa, hija de Samuel, de la tribu de Aser.<br />

Esta virtuosa viuda pasaba la vida éntrela penitencia, el ayuno y<br />

la oración ; vivía continuamente en el templo, y era respetada entre<br />

los judíos por su saber, como uno de sus sacerdotes, como uno de<br />

sus profetas.<br />

Ana llegó al templo én ocasión en que el Niño Jesús se hallaba<br />

aún en los brazos del anciano.<br />

La profetisa detiene su paso ante Simeón; su rostro se inmuta,<br />

su corazón se conmueve de gozo dentro de su pecho, y exclama<br />

absorta:<br />

— i Qué es esto. Dios invisible i<br />

Entonces sus ojos se fijan en Jesús, un grito de gozo se escapado<br />

su boca, y cayendo postrada á los piés de María, dice extendiendo<br />

sus brazos:<br />

— Tú eres la Madre del Mesías: deja que bese las plantas de tu<br />

Santo Hijo.<br />

Los jerosolimitanos, que respetaban el saber de Ana, fueron<br />

agrupándose en torno suyo, ansiosos de oir las inspiradas palabras<br />

que la vista de aquel tierno niño le arrancaba.<br />

— i Oh, pueblo de Israel I exclamaba la profética mujer derramando<br />

lágrimas de gozo y elevando sus ojos al cielo. — ¡ Oh, pueblo<br />

de Israel 1 ¡ Venturosos descendientes de Abraham y de Jacob! Ya<br />

sobre la tierra afortunada de Judá ha descendido el Dios fuerte, el<br />

Dios poderoso que ha de llevar vuestro estandarte glorioso por todo<br />

Oriente. <strong>Mi</strong>radle.... este es.... El vaso humano que contemplan vuestros<br />

felices ojos encierra el Ser inmortal y poderoso de Jehová. Sembrad<br />

flores y palmas ante el paso de su Santa Madre.... elevad cánti-

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