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DEL GÓLGOTA 87<br />

las de Abigail, ostentaban la salud, descubrian que aquella mujer<br />

encerraba un corazón hambriento de placeres.<br />

Largas trenzas de negros cabellos caían sobre sus redondos hombros<br />

y torneadas espaldas.<br />

Su abultado seno latia ligeramente bajo los pliegues de su túnico<br />

de lana de color amaranto.<br />

Aquella mujer se llamaba Saraí.<br />

Los Evangelios sólo la consignan con el nombre de su patria: la<br />

Samaritana.<br />

Saraí, al llegar al pozo, colocó el cántaro sobre el brocal, y dirigió<br />

una mirada desdeñosa hacia aquel Hombre silencioso que la contemplaba<br />

con ojos compasivos.<br />

A la hija de Samaria le bastó ver el traje y los largos cabellos del<br />

extranjero para adivinar á qué tribu pertenecía.<br />

Era un galileo, gente que los samaritanos miraban con un desprecio<br />

profundo.<br />

Saraí llenó su ánfora, y Jesús la dijo con dulce acento:<br />

— ce Dame de beber. »<br />

Sarai, la hermosa Samaritana, abarcó con una mirada burlona el<br />

rostro de Jesús, preguntando con tono admirativo:<br />

— ¡ Cómo, tú... un judío, pides agua á una mujer de Samaria!...<br />

¿ Cuándo ha tenido tu pueblo trato con el mío ?<br />

— Si tú conocieras el don de Dios. — respondió Jesús con dulzura.<br />

— y supieras quiénes el que te dice «dame de beber, » tú misma se<br />

lo hubieses pedido, y él te daría agua viva.<br />

La samaritana dirigió una mirada en torno suyo como buscando<br />

algún objeto, y no encontrándolo, hizo esta pregunta con risa<br />

burlona:<br />

— No tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿Dónde está esa<br />

agua que me ofreces?... ¿ Eres tú, por ventura, mayor que nuestro<br />

padre Jacob, que nos díó este pozo?<br />

— « Todo aquel que beba agua de este pozo, — repuso Jesús, —<br />

volverá á tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré,<br />

nunca tendrá sed. »<br />

La mujer, absorta escuchando aquellas palabras, y casi subyugada<br />

ante la majestad de Jesús, exclamó:<br />

— Señor, dame de esa agua que me dices, y así me evitaré venir

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