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Libro hacia un dialogo

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Enrique Dussel Peters l Yolanda Trápaga Delfín<br />

presario, dos intelectuales, tres políticos, <strong>un</strong> abogado y <strong>un</strong> diplomático<br />

de carrera, 2 destinados a países de América Latina, Europa, Asia oriental<br />

y Asia occidental, con la misión principal de fomentar intercambios<br />

económicos y negocios con tales países. Para apoyar esa acción, también<br />

se creó el Instituto Mexicano de Comercio Exterior.<br />

El rumbo indicado era el de <strong>un</strong>a diplomacia comercial y económica<br />

para el m<strong>un</strong>do no socialista y <strong>un</strong>a posición defensiva y de cautela frente<br />

al socialista. En menos de dos años ese rumbo cambiaría en forma importante,<br />

reforzándose la idea de <strong>un</strong>a política exterior de fomento, pero<br />

dentro de <strong>un</strong> esquema multilateral que privilegiaba el acercamiento<br />

al Grupo de los 77 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio<br />

y Desarrollo (UNCTAD), compuesto a la sazón por cerca de 100<br />

países en desarrollo, y <strong>un</strong> acercamiento a la República Popular China.<br />

Cuando en octubre de 1971 ocurrió el histórico debate de la Asamblea<br />

General de la ONU en el que se modificó el estatus con respecto<br />

a la representación china en ese organismo, México se alineó con los<br />

países que reconocieron a la República Popular como la legítima y única<br />

representante del asiento de China, en detrimento del régimen nacionalista<br />

establecido en Taiwán y que por 22 años había ocupado ese<br />

sitio, gracias al apoyo estado<strong>un</strong>idense y de su bloque, del que México<br />

era parte implícita.<br />

No obstante que antes de dicho debate ya se había hecho público<br />

que el presidente Nixon visitaría China com<strong>un</strong>ista en febrero de 1972<br />

y que el representante estado<strong>un</strong>idense en la ONU, George W. H. Bush,<br />

manifestara la posición de su país de no obstruir el ingreso de China<br />

continental a la ONU, pero de oponerse a la eventual salida del organismo<br />

de la República de China (Taiwán), el proceso que llevaría a este<br />

desenlace resultó complicado. Un proyecto de resolución presentado<br />

por Estados Unidos y 18 países más, entre ellos ocho latinoamericanos<br />

y ning<strong>un</strong>o de los aliados principales de Estados Unidos en la OTAN, en<br />

el que se calificaba como “as<strong>un</strong>to importante” la cuestión de la representación<br />

china en la ONU, fue derrotado el 25 de octubre por <strong>un</strong>a<br />

votación de 56 votos en contra, 53 a favor y 19 abstenciones. Entre los<br />

seg<strong>un</strong>dos estaban, además de los copatrocinadores de la resolución,<br />

2 Los economistas eran –entre paréntesis el país de destino– Antonio Sordo Sordi (Noruega),<br />

Guillermo Calderón Martínez (Suecia), Julio Zamora Bátiz (Uruguay), Gustavo Romero<br />

Kolbeck (Japón), Benito Berlín (Dinamarca) y Eugenio Anguiano (Costa Rica); el empresario,<br />

Antonio Ruiz Galindo Jr. (Alemania Federal); los intelectuales Rosario Castellanos<br />

(Israel) y José Luis Martínez (Grecia); los políticos Francisco Medina Asensio (Italia), Juan<br />

José Torres Landa (Brasil) y Teófilo Bor<strong>un</strong>da (Argentina), el abogado José Gamas Torruco<br />

(Australia), y el diplomático de carrera Antonio de Icaza González (Nicaragua).<br />

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