libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
“Hay un orden que no se preocupa de las necesidades del ser humano y
sigue su curso prescindiendo de él. Este orden ¿está acaso orientado a la
perfección de la vida humana? ¿Tiene, al menos, en el sentido más modesto
de la palabra, la intención de hacer justicia entre los pobres y los que menos
tienen?”, se preguntaba en la década de los sesenta el filósofo italiano
Romano Guardini. El texto de la canción “Honrar la vida” también lo dice:
“(...) No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la
vida; hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia sin saber, adormecida.
Merecer la vida no es callar ni consentir tantas injusticias repetidas”.
“El propósito de la ley no es hacer que la gente sea santa sino que la sociedad
pueda vivir en paz”, afirmaba Samuel Coleridge en sus “Sermones laicos”.
“La política sólo es digna de alabanza cuando es empleada por la justicia
para obtener un fin honesto y laudable”, nos lo recordaba la escritora Anne
Dacier. “Hay que estar allí, con los que luchan por la justicia, no con los que
la niegan”, resaltaba Arturo Uslar Pietri. “Cuando se repara una injusticia,
hay fiesta en el corazón”, bellamente lo decía Mahatma Gandhi.
Todos ya lo tenemos claro: toda separación, toda exclusión es un símbolo
de injusticia y desigualdad... Lo único que puede salvarnos de la barbarie es
una cultura de paz y convivencia.
“Todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen
ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entran en un estado de sociedad,
no pueden ser privados o postergados; expresamente, el gozo de la vida y la libertad,
junto a los medios para adquirir y poseer propiedades, y la búsqueda y obtención de
la felicidad y la seguridad”.
Declaración de Derechos del Estado de Virginia, EE. UU. 1776.
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