libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
Algunos minutos antes de morir en Friburgo, ese gélido día de octubre de
1957, lejos de su amada Heraclión, la patria de Minos Cornaris, Chortatzis
y del Greco, Nikos Kanzantzakis advertía, prosternado en su “rigor mortis”,
a sus médicos: “Ustedes bien lo saben: ¡los poetas no mueren nunca, o casi
nunca!”.
“Toda mi vida he luchado para estirar mi mente hasta el punto de ruptura, hasta
que comenzara a crujir, con el fin de crear un gran pensamiento, que pudiera ser
capaz de dar un nuevo significado a la vida, un nuevo significado a la muerte, y de
consolar a la humanidad.”
Nikos Kazantzakis. “Odisea de la fe” en la revista “TIME”, 6 de junio de 1960.
“No somos gente sencilla que cree en la felicidad, ni alfeñiques que caen a tierra
desolados ante el primer revés, ni escépticos que observan el esfuerzo sangriento de
la marcha de la humanidad desde las alturas de una inteligencia burlesca y estéril.
Creyendo en la lucha, aunque sin abrigar ninguna ilusión al respecto, estamos
armados contra toda desilusión”.
Nikos Kazantzakis, “Toda Raba”, 1934.
Mi papá me preguntó: ¿Eres gay? “¿Te importa? Me dijo que no. “Lo soy”, afirmé
con un poco de timidez. ¡Fuera de mi vida y de esta casa!, exclamó. Sí importaba.
Mi jefe me preguntó: “¿Eres gay?”. “¿Le importaría?”. “En realidad, no”, aseguró.
Entonces, le confesé que sí. “¡quedas despedido!”, exclamó. Creo que importaba.
Un amigo me pregunto: “¿Eres gay?”. “¿Importa?”. “De ninguna manera”.
Entonces le confié mi secreto. “No eres digno de mi amistad”. Veo que sí importaba.
Mi compañero me preguntó: “¿Me amas?”. “¿Te importa?”. “Mucho”, susurró.
“Si, te amo”. Entonces me abrazó con fuerza. Por primera vez en la vida algo
importaba de verdad.
Dios me preguntó: “¿te amas a ti mismo?”. “¿Acaso te importa?”, pregunté. Me
dijo que sí. “¿Cómo podría amarme si soy gay?”. Y Él contestó: “yo te hice así”…
Desde entonces, nada más volvió a importar.
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