libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
El filósofo francés Jean Paul Sartre nos dejó una profunda reflexión: las fallas
en la comunicación pedagógica son el comienzo de las múltiples violencias
y el fin de la escuela. El viejo sueño del pensador austriaco Iván Ilich se
hace realidad: las redes de socialización desescolarizadas (aprendizaje sociovirtual),
libres de yugos reglamentaristas y coactivos, están remplazando la
vieja escuela.
Definimos el conflicto como la divergencia o la incompatibilidad de intereses,
necesidades, percepciones, cogniciones, conductas, acciones, afectos o
emociones entre individuos o grupos. La deconstrucción pedagógica es
una lectura crítica del quehacer praxiológico y cotidiano de los agentes
protagonistas de la enseñanza-aprendizaje tanto en el aula de clases como
en su comunidad educativa.
Hoy día, desde la escuela y a pesar de todo, se le apuesta de manera
incondicional a una cultura de paz: no se justifica la violencia, nos volvimos
intolerantes frente a ella. Sólo creemos en las palabras y las acciones que
explicitan una justicia humanista, equitativa, razonable, tolerante, digna,
solidaria, reconciliadora y restaurativa… una paz justa y una justica pacífica.
Las instituciones educativas no aceptan que el conflicto es nuestro mejor
maestro cuando lo vemos como oportunidad facilitadora de crecimiento
individual y colectivo. Se debe romper el anacrónico estereotipo de la escuela
como entidad autoritaria, patriarcal y perversa que forma en la dependencia
y la sumisión más que en la libertad y para la autonomía.
La escuela ya no es el escenario socializador por excelencia donde se logran
fortalecer y construir los valores de la convivencia, el diálogo y la solidaridad.
La escolarización diluida en los eufemismos propios de la coberturitis y el
academicismo, desdibujó el rostro de una educación con calidad y dejó de
ser determinante en la formación ciudadana.
La institución escolar como estructura y propuesta pedagógica asuntiva,
activa y efectiva, es incapaz de enfrentar la alta complejidad del conflicto
social y se siente impedida e inhabilitada intencional e instrumentalmente,
pedagógica y didácticamente para asumir y resolver las problemáticas en las
que se debaten individuos y comunidades.
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