libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
LA LEYENDA DE ALCE NEGRO
“La verdad se defiende por su propia naturaleza contra la profanación, y es posible
que llegue a aquellos que están calificados para penetrarla profundamente y son
capaces, gracias a ella, de consolidar el puente que debe construirse para salir de esta
edad oscura”.
Hehaka Sapa (Alce Negro).
Hehaka Sapa, Alce Negro (1863-1950), murió en la reserva Pine Ridge, en
Dakota del Sur. Participó en las batallas Litle Big Horn y fue testigo de la
masacre de Woundad Knee Creek. Era primo del gran jefe Caballo loco,
conoció a Toro Sentado y viajó con el espectáculo de Buffalo Bill. Recibió las
enseñanzas más profundas de sus maestros: Cazador del Torbellino, Camino
Negro y Cabeza de Alce. Estaba convencido de que la misión de su vida era
conseguir que su pueblo reconociera la grandeza de su tradición cultural y
favorecer la paz entre los seres humanos y entre ellos y la naturaleza.
Los indios sioux enseñaban a sus hijos que restregarse el pecho con alas
de mariposa les permitiría correr con la rapidez del antílope. Cualquier
muchacho que pretendiese coger una docena de lepidópteros sin ayuda de
una red, se convertía, gracias a esta receta, en un gran corredor antes de que
se acabase el estío. Estas son las palabras testimoniales de un indígena sioux:
“Mi pueblo, no es una raza, ni una nación (¿qué es eso?), ni una ideología, ni
unas costumbres. Es una forma de vivir. La forma de vivir humana íntegra y
fundida con la naturaleza. La que respeta, por tanto, todas sus manifestaciones
y diferencias como sagradas. Esa que es compatible con cualquier ley, técnica
y tiempo que suponga el derecho de existir y vivir libremente. Esa forma de
vivir que poco a poco va despertando a nivel mundial, aún en medio de las
oscuridades y atrocidades de esta última edad del ciclo en que vivimos…
Nos unimos a la invocación de Alce Negro: ojalá llegue pronto la próxima
edad del nuevo ciclo, la edad de oro, la era de “la Luna Llameante”… “¡Oh
Tú! Poder de donde el sol sale y se pone, de donde vive el gigante, Poder de
allí donde siempre miramos… ¡Tú eres un pariente!”.
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