libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
del torturado, el confinamiento del loco, el olvido del viejo, el aislamiento
del enfermo y el moribundo.
La otredad, categoría simbólica, experencial, dialógica y sensible, sugiere
una disposición actitudinal para reconocer, aceptar e incorporar al otro como
expresión clara y concreta de la existencia de un mundo diferente y posible,
ese alguien que aún no forma parte de mi propia experiencia, que existe
más allá de mí sin conocerle y que al surgir en mi vida, puede afectarme,
conmoverme e incorporarme inexorablemente a su mundo apropiándome,
a su vez, del suyo.
Hacer de la tierra un lugar más amable depende de que importen los
otros, seres iguales en la diferencia que habitan los sombríos parajes de
esa geografía de la absurdidad y sufren dolorosas inclemencias: infame
enajenación, asfixiante opresión e injusta segregación. Se puede habitar
este planeta de una manera más consciente y menos indolente: entender
que vivimos en un “nosotros” asumiendo de forma activa y programática
nuestra responsabilidad vital como ciudadanos del mundo.
“La no-paz permite ascensionalmente llegar a la paz: de los desacuerdos a los
acuerdos por medio del acto comunicativo interactivo; de las divergencias a las
convergencias; de la deslegitimación a la legitimación; de la homogeneidad al
reconocimiento de la diversidad; de la dependencia a las relaciones interdependientes,
de las des-identidades donde se desprende el sentido de la alteridad; de la pluralidad
a la singularidad; de la multidimensionalidad a la unidimensionalidad; de la
enajenación a la sujeción; del caos al orden; de la democracia representativa a la
democracia participativa y vivencial”.
José Felix de Restrepo, educador colombiano del siglo XIX.
170