libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
LAS CARAS DE LA MONEDA
El gran general japonés Nobunaga decidió atacar a pesar de que sólo contaba
con un soldado por cada diez enemigos en la batalla de Okehazama en 1560.
Estaba seguro de vencer, pero sus soldados abrigaban muchas dudas. Cuando
marchaban hacia el combate se detuvieron en un santuario sintoísta.
Después de orar, Nobunaga salió del templo y le habló con tono ceremonial
a su tropa: “Ahora voy a echar una moneda al aire. Si sale cara, venceremos;
si sale cruz, seremos derrotados… El destino nos revelará su rostro”.
Lanzó la moneda y ¡oh sorpresa! salió cara. Los soldados se llenaron de tal
ansia de luchar que no encontraron ninguna dificultad para salir vencedores
en la contienda bélica.
Al día siguiente, uno de sus lugartenientes, orgulloso y satisfecho, le dijo a
Nobunaga: “Nadie ni nada puede cambiar el rostro del destino”.
“Exacto”, asintió el gran general mientras acariciaba una moneda que tenía
cara por ambos lados.
Era usual escucharle decir al presidente F. D. Roosevelt: “Sólo debemos
tenerle miedo al miedo”.
Un cuento breve de Martin Luther King: “El miedo llamó a la puerta…
abrió la seguridad y ¡oh sorpresa! no había nadie allí”.
El miedo es un ácido corrosivo que destruye el tejido de nuestras vidas. Al ser un
obstáculo para el desarrollo de actitudes racio-emocionales, desata de manera
incontrolable pasiones negativas tales como la ira, la soberbia y la agresión. El
gigante negro, como usualmente se le llama, es ese magro sentimiento que se nutre
de nuestras carencias. Constatamos a lo largo de nuestra vida que no huimos porque
tengamos miedo, sino porque no deseamos liberarnos de él. Al zafarnos de sus garras,
debemos recuperar nuestra auto-confianza para seguirlo enfrentando con denuedo a
lo largo de nuestra vida.
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