libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
CRUCE DE CAMINOS. SEÑALES EN LA VÍA
Nos negamos a aceptar que existen desequilibrios, crisis y desencuentros.
Todo ello nos obliga a vivir con un cierto grado de incertidumbre. Somos así,
más vulnerables a las decepciones: toleramos menos el sufrimiento y esto
nos lleva a anestesiarlo.
La palabra crisis hace que desconfiemos del lenguaje. El lenguaje es algo
artificial: describe el objeto pero no es él en sí. Es como Intentar describir a
qué sabe el chocolate, o intentarlo hacer también con una persona que nunca
lo ha probado.
La crisis actual tiene que ver fundamentalmente con nuestra manera de ser
y estar en este mundo. La desaparición del sentido común es el signo más
claro de la crisis de hoy, afirma la filósofa alemana Hanna Arendt.
En nuestra cultura abundan las patologías asociadas con la ansiedad, la
neurosis y la depresión y todo ello obedece a que creemos que podemos
preverlo todo y eliminar de nuestro entorno todas las dificultades.
No es el arte ni la naturaleza lo que está en crisis, es la sociedad misma. En
un mundo de valores en crisis conflictiva, la condición solidaria y compasiva
se vuelve algo confuso, una postura difícil de aceptar y adoptar.
La crisis aparece cuando sofocamos nuestro anhelo de ser o de estar en
nuestra esencialidad o nos alejamos de nuestra esencia en aras de un deseo
que satisfaga una necesidad o resuelva una contingencia.
Lo importante para seguir creciendo, es como pasar por distintas estaciones.
En cada una hay que bajarse y tomar otro tren. Algunos se bajan en una y
ahí se quedan, no siguen en el viaje de la vida.
El historiador polaco Marek Bartelik define la crisis como un tiempo
de prueba lento e ilimitado, en lugar de un evento emergente, rápido y
concluyente o una salida fugaz.
La actual crisis de valores se debe, en parte, quizás, a una deficiente nutrición
afectiva. Hay que propugnar por una educación que, ante todo, enseñe a ser,
a estar y a convivir.
147