libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
MENTIRAS VERDADERAS
El escritor estadounidense Robert Draper en una polémica investigación para
la National Geographic (IV-2015), reivindica la figura pública de Nerón y
señala cómo los historiadores Suetonio y Tácito, biógrafos del “monstruo”,
recibieron el encargo de algunos senadores de acabar con la imagen del
emperador endilgándole delitos de igual magnitud a los que cometieron
Constantino y Augusto ensalzados por historiógrafos cristianos.
Fue así como se eternizaron crímenes que quizás nunca cometió tales
como ordenar el incendio de Roma (año 64) mientras tocaba la Kithara,
inculpación hecha por el historiador Dion Casio 165 años después. Nerón
estaba en la Villa de Anzio a 50 kms de la capital y, a su regreso, coordinó
personalmente una memorable campaña de salvamento y auxilio.
“Impúdica y disoluta, mercenaria, cortesana, enemiga de los pueblos,
inicua y falsa”, así era definida la historia por el escritor Anatole France.
La historia muchas veces no ha sido más que un chisme legitimador de
gustos, intereses, necesidades y prejuicios de individuos o grupos sociales
determinados. Robín Hood no era un ladrón generoso, era un arrendatario
feudal que se sublevó contra Ricardo II (no contra Juan Sin Tierra) por no
pagar impuestos; las brujas de Salem no fueron quemadas en la hoguera por
católicos, sino ahorcadas por calvinistas…
Las 6.000 mujeres que protestaban por los altos precios del pan en tiempos de
la Revolución Francesa, eran hombres disfrazados. En la Bastilla no estaba
preso ningún líder revolucionario: sólo albergaba 7 aristócratas cautivos por
“delitos de nombre” (no pagar deudas, matar al rival en duelo, etc.); El casco
con cuernos de los vikingos fue un montaje del pintor sueco Gustav Malstron
(1820) para un poema épico irlandés; los indígenas norteamericanos no
cortaban cabelleras: eran colonos franceses los que exigían a mercenarios
presentar “el cuero cabelludo de cada indio muerto” a fin de cobrar la
recompensa.
Abraham Lincoln, “el libertador de esclavos”, era un acérrimo defensor
de la esclavitud (“Mi objetivo primordial es salvar la Unión y no salvar ni
destruir la esclavitud. Si pudiera salvar la Unión sin liberar a ningún esclavo,
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