libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
COLOFÓN
LA MAGIA Y EL PODER DE LAS PALABRAS
Quisimos evocar algunas reflexiones entrañables de un puñado
de hombres que dejaron su testimonio indeleble no sólo como grandes
pensadores de su tiempo, sino como líderes indiscutibles de sus amadas
ciudades. Sus enseñanzas se convierten así, en una cátedra ejemplar de
cultura ciudadana.
En sus principios de ciencia política que hace 2800 años patentizó
Hesíodo (“Los Trabajos y los días”), el poeta heleno se refería a una justicia
“irritada” que debería reaccionar contra quienes ultrajaran inicuamente sus
leyes. Si se profirieran sentencias rectas y justas florecerían las ciudades y
los pueblos, habría lana en los rebaños y miel en los panales. “Cuando hay
sentencias torcidas, a un tiempo llegan el hambre y la peste, perecen los
hombres, las mujeres dejan de parir, las casas se caen y la ciudad se destruye”.
27 siglos atrás, Solón de Atenas, vocero del clamor social de su gente, se
quejaba de las leyes de su polis que, según él, semejaban telarañas: contenían
lo débil y ligero y eran deshechas y traspasadas por los fuertes y poderosos
de su tiempo. El sabio griego confesaba su incapacidad para reconocer el
rostro de sus congéneres y cómo el resentimiento se disfrazaba con una faz
sonriente (cara en griego significa antifaz) y la lengua “se expresa en tono
amistoso, mientras el corazón está lleno de hiel”. Exhortaba ponerle a las
palabras el sello del silencio y al silencio el de la oportunidad. La prudencia
según él, consistía en observar atentamente a los demás para lograr develar
sus oscuros pensamientos.
Herodoto de Halicarnaso nos dejó grandes lecciones etopedagógicas.
En sus “Logos” sostenía que la más amarga de todas las miserias era saber
tanto sin tener dominio alguno y el más penoso de todos lo infortunios
era tener conciencia de mucho y control de nada. La certeza deja entrever
las dudas, pero éstas, mediadas por las palabras, se tornan en verdades.
Irónicamente afirmaba que bastaría sólo que un ciudadano virtuoso
percibiera el poder para verlo pronto cambiar de actitud. Agregaba el padre
de la historia 5 siglos antes de nuestra era, que nadie es tan tonto como para
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