libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
Queremos resaltar el papel que jugó la poesía y la oratoria como parte de
esa literatura cristiana que alimentó el fervor revolucionario de la época: el
presbítero francés Michel Quoist y sus “Oraciones para rezar por la calle”
(“Este rostro, Señor, me ha vuelto loco todo el día. / Es un reproche vivo, /
un largo grito que golpea mi paz (…)”; “las oraciones villeras” del sacerdotemártir
argentino Carlos Mugica (… Señor, perdóname por encender la luz
y olvidarme que ellos no pueden hacerlo. / Señor, yo puedo hacer huelga
de hambre y ellos no, / porque nadie puede hacer huelga con su propia
hambre…)” y la escritora católica cubana Zenaida Bacardí y su “Ramillete
de estrellas” (“… Hablan de fe... y lo que tienen es miedo (…) / Hablan, pero
a la hora de actuar, de sentir, / y de entregarse, están mudos, están ocultos,
/ ¡están muertos!”).
Las miradas están puestas, lejos de sus shows mediáticos, sobre la actitud
indolente del papa Francisco frente al documento presentado por el Nobel de
Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel y el religioso catalán Pedro Casaldáliga
sobre los 50 años del Concilio Vaticano II, al igual que su largo y extraño
silencio sobre los “desaparecidos” de la dictadura argentina. Una frase del
orador cristiano Carlos Cortes Lee nos sirve de colofón: “la indiferencia es
una traición a la conciencia”.
LOS PEDAGOGOS MALDITOS
Hoy más que nunca, en las facultades de educación del mundo entero se
recuerda el clan pedagógico anarquista de los 70, herederos de la “Teoría
Crítica” y de los postulados “sospechosos” de la Escuela de Frankfurt (Max
Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, (entre
otros). Esta facción de iconoclastas proveniente de Europa y enclavada en
EE. UU., México, Puerto Rico y Brasil, hablaba de la muerte de la escuela y
el advenimiento de un nuevo sistema escolar de auto-des-aprendizaje donde
la episteme anti-positivista, la filosofía racio-vitalista, la pedagogía crítica
y emocional y la axiología actitudinal resultante de esa extraña mixtura de
Marxismo, Psicoanálisis y Existencialismo, serían la clave para acceder al
mundo irredento de la sabiduría, la libertad y la felicidad.
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