libro voces de la otredad

Pedagogía del Conflicto y Cultura de Paz
transmitido sus enseñanzas, don Juan Matus y don Genaro Flórez, un
indio mazateco, acceden a otro nivel de consciencia y Castañeda asume sus
deberes de nagual: debe tener claridad mental, propósitos claros, conocer
con el corazón, recorrer las sendas del camino difícil y encontrar por fin el
sitio que lo hará estar cómodo y feliz.
Los “pases mágicos” son movimientos corporales, posturas y respiraciones
que los videntes del México antiguo descubrieron en su vigilante ensueño y
que al practicarse traen bienestar, vigor y conciencia. La versión moderna
de estos movimientos se llama “Tensegridad”, un ritual ecléctico que
combina ejercicios de yoga, artes marciales y ergonomía, ahora difundidos
por las herederas del pensamiento matusiano: Florinda Donner, Taisha
Abelar y Carol Tiggs. La Tensegridad es una combinación de e
. La tensión: concentración y propósito; la integridad: permiso
para que el infinito penetre en todas nuestras acciones.
Los pases mágicos, pueden traer el sentido de la ensoñación a nuestras
acciones cotidianas y la energía para escuchar la vibración del intento mismo,
lo que los maestros mexicanos antiguos antiguo llamaban la voz del vidente
interno. Castaneda nos muestra así, cómo la mayor parte de nuestra energía
la dedicamos a defender nuestra importancia. Si fuésemos capaces de perder
una parte de esa importancia, nos sucederían dos cosas extraordinarias:
liberaríamos nuestra energía del esfuerzo de mantener la idea ilusoria de
nuestra grandeza y conseguiríamos la energía suficiente para asomarnos a la
verdadera grandeza del universo.
Entre seguidores y detractores, entre el mito y la realidad que rodean sus
profundas reflexiones, la obra de Castaneda sigue vigente sin importar si
es imaginería, ensoñación o reflexión terrígena. Un etnólogo catalán nos
deja claro el asunto: “¿Alguien se preguntaría si existió un Edipo de carne
y hueso para corroborar la veracidad del mito o la metáfora aquella para
explicar nuestras dependencias psicológicas maternas? ¿Verdad que no?”.
Seguiremos pues recordando las enseñanzas de don Juan. He aquí algunas
de ellas.
Lo malo de las palabras es que ellas nos hacen sentir como si estuviésemos
iluminados, comprendiéndolo todo. Pero, cuando nos llega el momento de
afrontar el mundo, vemos que la realidad es completamente diferente de
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