libro voces de la otredad

Las voces de la Otredad
en sus ideas, pero todas ellas fracasaron, porque esos intentos reformistas
y burocráticos (horarios, planes, proyectos, sueldos) en nada cambiaron la
vieja estructura escolar.
Alexander Sutherland Neill (1883-1973) fue un educador progresista escocés,
artífice y fundador de la Escuela de Summerhill, considerado uno de los
centros pioneros de la educación como práctica de la libertad. Su descontento
con la pedagogía convencional oficial británica le llevaría hasta Alemania en
1921, donde desarrolló los métodos que, tras su regreso a Inglaterra, dieron
carácter a la Escuela de Summerhill. Tras innumerables vicisitudes a lo largo
de tres cuartos de siglo, fue finalmente reconocida por la “Ofsted” inglesa en
2007 y, poco después, premiada por las Naciones Unidas por su excepcional
tratamiento de los niños.
Neill creó un modelo de escuela cimentada en la libertad, en educar a los
niños con amor u anteponer la felicidad al miedo. En Summerhill, la ley
como reguladora de la convivencia es regulada a través de asambleas en
donde los niños y jóvenes entre los 5 y los 16 años establecían, junto a los
docentes, las normas del establecimiento. Allí nadie estaba obligado a asistir
a clase (salvo los profesores) ni a estudiar, pero contrario a lo que se esperaba,
la mayoría de los alumnos lo hacían y tal vez por eso aprendieron que la vida
es un lugar lleno de elecciones de las que uno mismo se hace responsable y
a eso le llamaban libertad. Todos, además coincidían en un mismo ideal: ser
felices.
Neill, como pionero del paradigma de “la inteligencia emocional” surgida
en los años 90, creía que era más importante el desarrollo adecuado de
las emociones que el adelanto intelectual. Un niño emocionalmente sano
podrá enfrentarse en el futuro a lo que quiera hacer e incluso ponerse a la
altura, en conocimientos y recursos intelectuales a los niños de la escuela
convencional. Se oponía al estímulo de la competitividad fomentada en los
niños: el mejor de clase, el más listo, las mejores notas. Lo fundamental,
para Neill es el equilibrio emocional, como factor clave para que los niños se
hicieran personas felices, objetivo último de la educación. Como freudiano,
Neill se oponía con fuerza a la represión sexual y la imposición de valores
puritanos estrictos propios de la educación de la primera mitad del siglo XX.
Para él, denostar del sexo y la sexualidad era denostar de la vida.
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